El informe, elaborado hace 15 días, determina que hay más animales que boxes y, además, que los propietarios no cumplen con las normativas de la Generalitat que obligan a esterilizarlos –para evitar que las perreras sean criaderos– y a ponerles el chip identificador. También constata que los veterinarios del centro no están colegiados y que las medidas higiénicas y sanitarias son insuficientes.

Animales «agonizando»

Esta situación la han corroborado a 20 minutos más de una decena de personas, entre ex voluntarios de la perrera, asociaciones y la coordinadora de protectoras de Catalunya. La asociación para el bienestar de los animales del Vallès Oriental, Asociaba, ha denunciado que, en realidad, Don Can tiene a su cargo 310 perros y no 200 como dicen y que este superávit comporta que no reciban ni el alimento ni las asistencias necesarias. Maria Granje, ex voluntaria de la perrera, afirma que ha visto «perros agonizando en Don Can porque no habían recibido los tratamientos necesarios» y que la enfermería «es como una cámara de gas».

Según Juan José Guerrero, otro ex voluntario de Don Can, «los propietarios hacen su negocio a costa de sacrificar a los animales». La propietaria, Nova Fiestas, desmintió estas acusaciones. Si en un mes el centro no solventa las carencias detectadas por Medi Ambient, la Generalitat podría acabar cerrándolo y los perros irían a otros centros.