A la entrada del edificio, una vigilante jurado no permitió entrar al acompañante a un despacho y le aclaró que debía «quedarse en el hall» porque allí «sólo se atiende a mujeres», según narra la propia afectada, que prefiere mantener el anonimato.
A la protagonista de esta historia le asignaron el turno para mediados de mayo, ya que la fecha depende del apellido de quien lo pide. Ayer, 20 minutos comprobó in situ que los hombres pueden acceder al menos hasta el recibidor y que los turnos se reparten en función de la letra inicial del apellido.
«Impedir el acceso a un edificio público por razón de género es anticonstitucional», apuntó el catedrático de Derecho Constitucional, Javier Pérez Royo. Por su parte, el IAM negó que se impida la entrada a los hombres a su sede.
«¿No puedo por ser hombre?»
La respuesta fue un silencio absoluto, aseguró a 20 minutos un hombre que no pudo asistir a una reunión informativa del IAM. En el encuentro iban a aclararse diversos aspectos sobre una convocatoria de subvenciones a mujeres para montar una empresa. Fue hace cuatro años. El matrimonio pensó que él conocía mejor el asunto de la reunión porque se dedicaba profesionalmente a cuestiones económicas. «Las responsables dijeron que aquello era sólo para mujeres».
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