El 40% de los afectados por daño cerebral adquirido no son aptos para conducir

Tráfico dice que los psicotécnicos "no son suficientes" para evaluar las alteraciones y propone un análisis exhaustivo del marco legal

El 40 por ciento de las personas afectadas por daño cerebral adquirido no son aptas para conducir vehículos, según los datos recogidos en un estudio realizado por la Dirección de Tráfico del Gobierno vasco en colaboración de la Federación de Asociaciones de Daño Cerebral de Euskadi (FEATECE).

El informe, patrocinado por Tráfico y destinado a estudiar el efecto del deterioro cognitivo que sufren los afectados de daño cerebral adquirido en su capacidad de conducción, ha sido realizado por el neuropsicólogo y profesor de la Universidad de Oviedo, Igor Bombín, y coordinado por Prometeo Innovations. Sus conclusiones ponen de manifiesto que las alteraciones cognitivas pueden limitar la capacidad de conducción de una persona con plenas facultades físicas y visoperceptivas, y fijan las bases para diseñar un protocolo de evaluación "fiable".

Un total de 60 voluntarios han participado en este proyecto, en el que han sido sometidos a tres evaluaciones diferentes. La primera de ellas consiste en una prueba de conducción en un simulador para poner a prueba las posibles alteraciones cognitivas que afectan a la capacidad de atención, velocidad de procesamiento de la información, control ejecutivo y multitarea.

Además, se les hizo una "extensa" valoración neuropsicológica sobre sus habilidades cognitivas relacionadas con la conducción eficaz, así como una prueba de conducción real en un vehículo de doble mando, con la colaboración de un profesor de autoescuela.

De los 60 participantes, 24, lo que supone el 40 por ciento, fueron valoradas por el profesor de autoescuela como no aptas para la conducción segura, debido sobre todo a la presencia de las alteraciones neuropscológicas.

"La dificultad para valorar la gravedad de su déficit por los propios afectados queda patente en el hecho de que la mayor parte de las personas evaluadas como no aptas estimaba que sí lo estaban y 16 por ciento manifestaba que conducía de forma habitual", han explicado los responsables del estudio.

Las pruebas neuropsicológicas pusieron de relieve que las personas con daño cerebral adquirido no aptas para la conducción presenta un mayor grado de afectación cognitiva en áreas como velocidad de procesamiento, atención y memoria. En el simulador se comprobaron diferencias "significativas" entre aptos y no aptos, al menos, en cuatro variables relacionadas con la eficiencia en la conducción y la adopción de medidas arriesgadas.

La selección en las pruebas y el simulador ha permitido diseñar un modelo de clasificación que, en función de cinco variables procedentes de ambas valoraciones, permite clasificar con una fiabilidad del 75,6 por ciento en relación a la concordancia con el criterio del profesional de la autoescuela.

El presidente de FEATECE, Félix Samaniego Salazar, ha resaltado la importancia del estudio y ha recalcado el interés de la Federación en que sirva, en un futuro, para "llegar a establecer una herramienta fiable que posibilite la valoración de la capacidad cognitiva para conducir".

Por su parte, la directora de Tráfico, Amparo López, ha señalado que "trabajar en la prevención y para ello, profundizar en el conocimiento, es uno de los principales objetivos" de la Dirección. En esta línea, ha apuntado que el estudio ha puesto de manifiesto que, en la actualidad, los test psicotécnicos que se realizan a los afectados "no son suficientes" para evaluar las alteraciones cognitivas que afectan a una conducción segura.

Por ello, la Dirección de Tráfico pretende impulsar "el análisis exhaustivo del marco legal" y su posible reforma, con el fin de "garantizar una evaluación suficiente, que permita mantener la autorización para conducir con garantías de seguridad tanto para el afectado como para terceros".

Daño cerebral adquirido

El término daño cerebral adquirido (DCA) se refiere a una lesión adquirida de un cerebro que hasta el momento había tenido un desarrollo normal. Sus principales causas son los traumatismos craneoencefálicos y los accidentes cerebro vasculares o ictus.

Las funciones afectadas abarcan el aparato motor, sensorial, el funcionamiento cognitivo, las habilidades comunicativas y la capacidad para regular la conducta y las emociones.

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