El cineasta mezcla comedia y ciencia ficción en el ácido retrato de una situación límite.
¿Oyó risas durante el pase?
Sí, y es una alegría. La comedia tiene una parte pura y limpia, porque provoca una respuesta física: la risa. Aunque hay críticos que se ríen y, después, dicen que era una mierda.
¿De dónde surge la idea de esta película?
De unir varias ideas. Quería hablar del desencuentro de dos personas que, tras una borrachera, se despiertan juntas sin conocerse, y también narrar una historia de extraterrestres a través de secundarios, de tipos que no son héroes ni salvan a nadie.
Así que Extraterrestre es...
Un vodevil. Una comedia tradicional con elementos modernos, como el poder mentir con descaro e impunidad.
¿Cómo lleva la crisis?
Siempre he vivido en una eterna pelea, así que no veo la situación tan catastrófica como la pintan. A mí siempre me ha costado sacar un proyecto adelante.
¿Y los recortes en el cine?
El cine español ha evolucionado mucho: antes teníamos un taquillazo cada década, y ahora lo intentamos cada año. Nos hemos acostumbrado a que De Niro esté en nuestras películas, a que españoles entreguen el Oscar... Así que no creo que el sistema fuera tan nocivo. Pero el cine español no ha salido adelante por las subvenciones, sino por las televisiones. Que ahora no se invierta un duro no es bueno para nadie, pero si hemos de resurgir de nuestras cenizas será para renovarnos y mejorar.
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