El acto ha reunido en el patio central del Departamento de Educación del Gobierno foral a cerca de un centenar de guitarras, que han interpretado a Paco de Lucía, alumno destacado de Sabicas. El encuentro, presidido por el consejero José Iribas, ha contado también con la presencia de la hija mayor de Sabicas, Mara Beresford, y de los mejores guitarristas navarros, tanto flamencos (Carlos Itoiz, Javier Ruz, Urko Ocaña, Pedro Planillo, Pity, Javier Llorente o Miguel Ros, entre otros), como clásicos (Eduardo Baranzano y Asier Peláez, de los conservatorios de música de Navarra). Asimismo, han participado profesores de escuelas de música y alumnos del colegio público Vázquez de Mella de Pamplona.

También ha mostrado su intención de unirse al evento el músico navarro Javier Colina, aunque por cuestiones de agenda no ha podido estar presente.

Sabicas está considerado el "padre" de la guitarra flamenca moderna y maestro de los grandes guitarristas actuales. Él fue quien internacionalizó la guitarra y la llevó a su máxima expresión artística, e influyó decisivamente en el mestizaje del flamenco con otros estilos musicales, según ha informado el Gobierno foral.

El consejero Iribas ha explicado que con esta iniciativa se persigue alcanzar varios objetivos, entre ellos, el conocimiento de la figura del artista navarro entre los escolares y la promoción de los estudios musicales y artísticos. Además, para Iribas la figura de Sabicas supone un ejemplo de superación y trabajo.

Tras las palabras del consejero, Carlos Itoiz ha interpretado un taranto y la alumna del IES Plaza de la Cruz de Pamplona, Soledad Pérez Berrio, ha leido la biografía de Sabicas. A continuación, todas las guitarras han interpretado Entre dos aguas de Paco de Lucía y Ruz, Ocaña y Planillo han tocado Río ancho del mismo artista.

Esta actividad da paso a otras acciones programadas para este año por el Ejecutivo foral, como son: la elaboración de una unidad didáctica musical centrada en la guitarra y Sabicas, un concurso para escolares, otra unidad sobre el pueblo gitano, y la posibilidad de incluir en los cursos de verano de las universidades un ciclo dedicado al maestro. Asimismo, para el próximo mes de octubre se plantea la programación de un ciclo de guitarra en la Ciudad de la Música de Navarra.

Comenzó con 5 AÑOS

En el transcurso del acto, la alumna de etnia gitana Soledad Pérez Berrio, ha leído algunas pinceladas biográficas de Sabicas, quien comenzó a tocar la guitarra a los 5 años después de que sus padres le compraran una guitarra pequeña por 17 pesetas, que él mismo supo afinar. Soledad ha explicado que el apodo de Sabicas se debe a que "se le empezó a conocer como el niño de 'las habicas' o 'niño sabicas', por lo mucho que le gustaban".

Hijo de vendedores ambulantes, con 7 años actuó en público por primera vez, en el Teatro Gayarre, y con 10 se trasladó a Madrid donde debutaría en el teatro El Dorado "causando una gran sensación en la capital". En su etapa en Madrid actuó con los mejores cantaores de la época: Juanito Valderrama, Estrellita Castro, Niña de la Puebla, Niña de los Peines o el Niño de la Calzá.

Durante la guerra civil tuvo que abandonar España y se fue a México, y más tarde se asentó en Nueva York donde actuó con los grandes artistas de la época. Allí murió a los 78 años expresando su deseo de ser enterrado en su tierra y así se hizo, descansa en el cementerio de Pamplona.

En su estilo inicial se reconoce la influencia de dos guitarristas: de su tío Ramón Montoya aprendió la vertiente clásica (el manejo de la mano izquierda y con ello los primeros acordes, los arpegios y los trémolos), y de Manuel Gómez Vélez, "el Niño de Huelva", la vertiente gitana (el manejo del pulgar y con él los primeros ritmos y melodías).

Entre su discografía destacan su primer disco en solitario, Flamenco Puro en 1961, que se convirtió en un referente en la historia de la guitarra flamenca, y Rey del Flamenco, en 1967, que marcó la cima de su carrera.

Sabicas obtuvo varios discos de oro y tuvo gran importancia en la introducción del flamenco a públicos de fuera de España. Compartió escenario con las primeras figuras de la época y muy especialmente con la bailaora Carmen Amaya.

Pérez Berrio ha señalado en su intervención sobre el artista: "en vida era una auténtica leyenda y nunca olvidó sus orígenes. Él presumía de ser navarro y gitano, gitano y navarro".