Por qué Vera Farmiga es nuestra exorcista favorita

Hoy es el cumpleaños de una amiga nuestra, y queremos celebrarlo como corresponde. Porque se trata, no lo dudéis, de una amiga muy especial: lo mismo la nominan al Oscar por un drama junto a George Clooney que (y esto es lo importante) te limpia la casa de espíritus malignos en un santiamén. Vera Farmiga, una de las mejores actrices de nuestro tiempo, cumple hoy 45 lozanas primaveras. Y, como su trabajo en la saga Expediente Warren nos arrebata, te damos razones para considerarla como la exorcista más guay del cine moderno.

Que nos perdone Patrick Wilson, por quien también sentimos un afecto hondísimo, pero asumamos la verdad: si no fuera por los poderes psíquicos de su señora Lorraine (es decir, de Farmiga), su reputación como exorcista iría a parar a donde tú sabes. Puede que la moral de esta heroína paranormal flaquee a veces en casos complicados como el de Amityville, y que su ultracatolicismo suponga un talón de Aquiles (a nosotros también nos dan mal rollo las monjas, que conste), pero ella es la pieza clave del equipo. Pregúntale a Valak si tienes dudas.

Más que su ambientación mugrosa, más que sus sustos, más que la maestría de James Wan con la cámara, lo que realmente nos flipó de la primera Expediente Warren fue el conseguido look de misa y comunión diaria lucido por el personaje de Farmiga. Que rabien quienes quieran, pero hace falta un charme ultramundano para sacarle partido esos conjuntos estilo 'antes morir que pecar'. Aún lo la hemos visto luciendo un camisón con la leyenda "Vade Retro Satanás" bordada a la altura del ombligo, pero sabemos que está en algún rincón de su armario.

Imagina que tu oficio son las investigaciones paranormales y que tienes la casa llena de reliquias cargadas de energía chunga. Para colmo, la pieza estrella de tu colección es una muñeca pepona capaz de atraer más mal fario que Carlos Sainz y Juan Pardo juntos. ¿Dejarías a tu hija sola en un lugar así acompañada solo de una canguro adolescente y su amiga? Seguro que no, pero, como puede verse en Annabelle vuelve a casa, la señora Warren ni se lo piensa: así la chica se espabila y va aprendiendo el oficio familiar.

Basta con echarle un vistazo a la verdadera historia de Ed y la recientemente fallecida Lorraine Warren para saber que el matrimonio olía a chamusquina. Y no precisamente a la de las simas infernales, sino a la de algo mucho más prosaico: la astucia con la que supuestos 'investigadores de lo oculto' se aprovechan de la credulidad ajena. En cambio, la Lorraine Warren de Vera Farmiga se enfrenta en la ficción a verdaderos espantos del Más Allá sin despeinarse esos pelazos que solo se obtienen en las pelus más selectas de la América profunda.

¿Qué es lo más sobrenatural de Expediente Warren? Pues, ni nos preguntan, diremos que no se trata de Valak, ni de la Monja, ni siquiera de Annabelle. El verdadero hechizo ofrecido por la saga es la compenetración y el buen rollo que despliegan Farmiga y su partenaire Wilson en sus entrevistas conjuntas. Algo que no sería lo mismo sin el gracejo y la risa contagiosa de nuestra heroína: observándola dentro y fuera del plató, podemos asegurar que Vera despliega encanto a borbotones tanto cuando chilla como cuando ríe.