Los rebeldes han capturado a un general del Ejército sirio y dan un plazo de 72 horas al régimen para que libere a algunos detenidos en Duma, en la periferia de Damasco, para evitar su ejecución, informó este miércoles el cabecilla de los desertores Malek al Kurdi.

El "número 2" del Ejército Libre Sirio (ELS) dijo que, al aumentar cada día el número de detenidos en las cárceles sirias, sus fuerzas deben tomar este tipo de medidas para liberarlos.

El ELS ha colgado un vídeo en internet en el que uno de sus militantes, que aparece con la cara tapada, anuncia la captura del general Naim Jalil Oda durante una operación en Duma y da un ultimátum de 72 horas, que comenzó ayer.

"Informamos a las autoridades responsables de nuestras condiciones para poner en libertad a Oda: Liberar a los detenidos en las sedes de los servicios de la Inteligencia Aérea en Duma dentro de un plazo de 72 horas, porque si no, será ejecutado en público, y esto es el comienzo", dice el miembro del ELS.

Ese cuerpo de inteligencia está considerado como la institución de seguridad más brutal en su actuación contra las protestas antigubernamentales.

Kurdi no quiso dar más detalles, pero advirtió de que no será la última vez que el ELS capture a miembros de las Fuerzas Armadas.

"Como las brigadas de Al Asad detienen y matan, tenemos que hacer algo para hacerles frente", apuntó.

Este jueves se cumple el primer aniversario del inicio de las protestas contra el régimen de Damasco, que han causado más de 7.500 muertos, según cálculos de la ONU.

La primavera árabe se ha teñido de sangre en Siria un año después del estallido de las revueltas en ese país, mientras la comunidad internacional busca una solución política a esa crisis para que los acontecimientos no deriven en una guerra civil.

El 15 de marzo de 2011, miles de sirios se concentraron en las principales ciudades del país en respuesta a la convocatoria por Facebook de un "Día de la Ira" para reivindicar el derrocamiento de la "tiranía" y la anulación del estado de emergencia.

Las manifestaciones continuaron en la gran mayoría de las provincias del país pese a la brutalidad del régimen sirio, que ha causado la muerte a más de 7.500 personas, según la ONU, y decenas de miles de desplazados desde el inicio de la revuelta popular.