Ni trauma ni exhibición. El Real Madrid sentenció su pase a los cuartos de final de la Champions League de forma holgada (4-1) en la vuelta de octavos ante el CSKA, gracias al acierto de Higuaín, Cristiano Ronaldo —firmó un doblete— y Karim Benzema, y a la escasa pegada del equipo ruso. Abundancia en números y austeridad en imagen y físico, más que suficiente para meterse en el bombo del próximo viernes.

No brilló, pero resolvió. No dominó de forma sobresaliente, pero supo desarticular el arrojo ruso en plena sacudida. Mourinho eligió a Higuaín, sentó a Benzema y le dio el mando a Xabi Alonso y a Khedira. Özil y Kaká, que tenían la misión de marcar la diferencia, se escondieron de inicio y facilitaron minutos de vida a los rivales.

Fueron cinco, de toque sin pegada y descafeinados, ante un Bernabéu desangelado en voz y medio lleno en figuras. Los blancos saltaron al césped con la sensación de haber hecho tres cuartos de trabajo en Moscú, pese a ser un 1-1 postrero y corto, y regalaron toque sin verticalidad. Sin enganches para Higuaín y Cristiano.

Si arriba no había orden, atrás la cosa no iba mejor. Marcelo 'decidió' ejercer como extremo en la primera mitad y facilitó una ocasión clara al CSKA a las primeras de cambio. Balón a la espalda del brasileño, centro de Dzagoev sobre Doumbia al borde del área y disparo del ariete rozando el palo de Casillas.

El susto encontró la réplica de Cristiano, el único activo por la izquierda, que en la siguiente jugada probó fortuna con un disparo que Chepchugov atajó sin demasiados problemas.

Era todo un vacío, sin partitura. Apareció Musa en escena, el compañero de baile de Marcelo, y de una acción suya nació un pase peligrosísimo que Doumbia no cazó en el área pequeña.

Solo Cristiano seguía con su guerra por el carril izquierdo, más solo que acompañado. Volvió a aparecer superado el primer cuarto de hora, desbordando por la derecha a dos defensores y centrando templado al centro del área. El balón fue mal despejado por Schennikov y cayó en los pies de Kaká, que la tiró fuera en posición franca. Incomprensible.

El partido pintaba raro por entonces, sin movimiento ni gracia, y era un buen momento para asociar a Özil y Khedira con un pase. Ocurrió, por fin. Y el mediocentro alemán, que dejaba detalles de ser el único enchufado, se inventó un pase grandioso con la izquierda y a media vuelta sobre Kaká, en el segundo palo, para que el brasileño acomodara la pelota y regalara el gol a Higuaín.

El tanto no aceleró nada. Solo le dio más balón a Xabi Alonso y liberó a Khedira entre líneas, pero la solidez en la defensa seguía sin existir. De hecho, Musa obligó a intervenir a Casillas superada la media hora de juego con un disparo seco con la zurda.

A la vuelta, el tono amistoso se mantuvo. Solo Cristiano insistía en diagonales desde la izquierda y trataba de darle juego a un voluntarioso Kaká, que desperdició la primera que tuvo tras el descanso ante Chepchugov. Para colmo, Alonso veía la amarilla y condenaba su participación en la siguiente fase. Innecesario, pero muy del partido, por no sentenciar.

Visto que ninguno parecía acertado, Cristiano empezó su ritual de disparos lejanos. Uno, fuera. Al segundo, el meta del CSKA no supo leer el efecto y regaló el tanto. El balón salió desde unos 25 metros, sin oposición defensiva y algo fuerte. El portero hizo el resto para enviarlo al palo y envolverlo en la red (2-0).

Fuera presión, correcalles algo más ligero y descuido de la defensa tras una mala acción de Casillas. Doumbia regateó al meta madrileño y su disparo, malo y casi a puerta vacía, se marchó fuera.

Benzema salió por Higuaín (se llevaron ovación) y el francés tardó veinte segundos en rematar una vez sobre Chepchugov, cazar el rechace y marcar el tercero.

Tuvo que llegar la sentencia del galo para que naciera el único gran detalle de la noche, con un recorte magistral con el que Tosic mandó al suelo a Pepe y un zurdazo a la parte inferior del larguero, cerca de la escuadra (3-1). Precioso.

La sensación de una resurrección imposible crecía, pero Cristiano ya estaba escondido en el centro del área para remachar sin oposición una asistencia de Benzema y certificar un nuevo 'doblete'. Goleada, fútbol discreto, contundencia y leve sensación de fatiga. Empieza la verdadera Champions.

4 - Real Madrid: Casillas, Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo, Xabi Alonso, Khedira, Özil (Lass, m.87), Kaká (Granero, m.75), Cristiano Ronaldo e Higuaín (Benzema m.70).

1 - CSKA Moscú: Chepchugov, Aleksei Berezutski, Vasili Berezutski, Ignashevich, Schennikov, Aldonin (Mamayev, m.46), Wernbloom, Tosic (Necid, m.80), Dzagoev, Musa (Oliseh, m.60) y Doumbia.

Goles: 1-0, m.26: Higuaín; 2-0, m.55: Ronaldo. 3-0, m.70: Benzema. 3-1, m.76: Tosic. 4-1, m.93+: Ronaldo

Árbitro: Stephane Lannoy (FRA). Mostró tarjeta amarilla a Chepchugov (m.15), a Vasili Berezutski (m.31), Musa (m.38), Xabi Alonso (m.50) y Mamayev (m.83).

Incidencias: encuentro de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio Santiago Bernabeu ante unos 75.000 espectadores.