"El enemigo es poderoso, pero lucharemos". De esta forma tan contundente se expresó José Moreno, más conocido como el 'pocero bueno', durante la concentración en su defensa que se desarrolló este sábado en Fuenlabrada. El promotor inmobiliario lleva diez días de huelga de hambre en reclamo de los más de 1,6 millones de euros que, según él, le debe La Caixa y que se gastó en licencias de obras para su cooperativa.

Durante la concentración, que contó con el apoyo del 15-M, cientos de simpatizantes (unos 300, según comprobó este periódico) mostraron su apoyo a un hombre que "lucha por la dignidad de los ciudadanos", tal y como exclamaron los asistentes. Sin embargo, algunos de los 56 vecinos que han desembolsado una media de 30.000 euros por su vivienda, y que ahora se han quedado sin casa y sin dinero, no se muestran tan confiados.

"Mucha gente piensa que erró al prometer tanto y que se precipitó con el dinero", dice uno de los afectados, que prefiere mantenerse en el anonimato. Otros se muestran más esquivos: "No me interesa hablar. Las cosas están muy caldeadas por aquí", manifiesta un cooperativista a 20 minutos.

Aún así, mucha gente muestra aún su lealtad hacia el pocero bueno. "Lo que pasa es que los ayuntamientos y los bancos quieren deshacerse de él porque no les interesa que alguien ande por ahí ofreciendo pisos tan baratos", afirmaba el sábado una vecina de Fuenlabrada.

Todo comenzó en 2008, cuando centenares de personas pasaron varios días durmiendo al raso en Fuenlabrada para asegurar una de las viviendas baratas (no más de 90.000 euros cada una) que Moreno pretendía construir en Fuenlabrada, Pinto y Carranque (Toledo).

La única entidad financiera que accedió a financiar el plan (según el pocero, con un acuerdo verbal) fue La Caixa, que antes de firmar le exigió que realizara una serie de trámites que acabaron costando más de 1,6 millones de euros. Sin embargo, año y medio después, la caja rechazó el proyecto. La entidad asegura que en ningún momento se llegó a asumir compromiso alguno de financiación ni se firmó ningún documento.

Después de que La Caixa se negara a financiar los pisos, y tras gastar el dinero de los vecinos en trámites y licencias, Moreno derivó a los cooperativistas a las empresas constructoras para que al menos no se quedaran sin su vivienda. Se logró con la gente de Fuenlabrada y Pinto, pero 56 personas de la promoción de Carranque (Toledo) todavía están sin nada. "Tengo la conciencia tranquila. Podemos enseñar todas las facturas. No nos hemos quedado con nada", asegura el pocero.