Publican el archivo perdido de Jack Robinson, el fotógrafo de las estrellas de finales de los 60

  • Durante seis años, entre 1965 y 1972, fue uno de los retratistas en plantilla de la época más extravagante de Vogue.
  • Hizo fotos a Tina Turner, Elton John, los Beatles, Iggy Pop, The Who, Jack Nicholson, Michael Caine, Warren Beatty, Clint Eastwood, Dennis Hopper...
  • Murió en el olvido en 1997 y encontraron en su casa miles de fotos y negativos inéditos, que ahora publican en un libro.
Montaje de varios retratos de Jack Robinson al cantante Iggy Pop
Montaje de varios retratos de Jack Robinson al cantante Iggy Pop
© Robinson / Vogue / Condé Nast Archive - From 'Jack Robinson On Show: Portraits 1958-72', published by Palazzo Editions Ltd, 2011 with text by George Perry
Montaje de varios retratos de Jack Robinson al cantante Iggy Pop

Jack Robinson murió en un hospital de Memphis (EE UU) el 15 de diciembre de 1997. Había ingresado un mes antes con un fuerte dolor abdominal que resultó ser el síntoma de un cáncer de páncreas en fase terminal. El fallecido tenía 69 años y ningún familiar o amigo. Para que alguien se hiciera cargo del cadáver, el centro médico llamó al patrón para el que trabajaba el fallecido en una empresa de vitrales.

Cuando aquel hombre tramitó el funeral se enteró de que su exempleado, un tipo callado y tímido que ni siquiera le había llamado para decirle que estaba enfermo, le había nombrado beneficiario único en el testamento. Al revisar el pequeño apartamento en el que vivía Robinson encontró un lugar ordenado y limpio con escasas posesiones.

Una galería de estrellas en el armario

En el armario más espacioso de la casa le aguardaba el gran secreto: decenas cajas de cartón, clasificadas alfabéticamente y por fechas, con miles de fotos y negativos de retratos. La nómina de los rostros era una galería de estrellas de todos los ámbitos: cine, moda, música, cultura y vida social.

El fotógrafo que había elegido vivir en el anonimato durante los últimos 25 años de su vida había sido, entre 1965 y 1972, uno de los retratistas en plantilla (junto a, nada menos, Richard Avedon, Irving Penn y Norman Parkinson) de los años más extravagantes y creativos de Vogue, la revista que demostró que la belleza y el glamour podían convivir con el riesgo.

Muchas de las obras perdidas de Robinson son recuperadas en Jack Robinson On Show. Portraits 1958-1972, un libro que publica la editorial inglesa Palazzo. Se trata de un volumen impecable que hace justicia a un fotógrafo eminente y olvidado. Los textos que acompañan a las imágenes son del periodista George Perry el prólogo es de la actriz Cybill Shepherd, que fue modelo de Robinson y le recuerda como un profesional capaz de "bailar y seducir" a los retratados para crear "momentos memorables de éxtasis, amor, sensualidad y diversión".

Jack Robinson On Show. Portraits 1958-1972 muestra una colección apabullante de iconos del siglo XX, retratados, además, en los momentos cumbre de sus carreras o cuando empezaban a demostrar que estaban llamados a figurar entre los genios.

Moda, cine, cultura,música, periodismo...

Hay nombre del mundo de la moda (Ralph Lauren, Vidal Sassoon...), el cine (Michael Caine, Warren Beatty, Clint Eastwood, Dennis Hopper, Jack Nicholson, Julie Christie...), el periodismo (Tom Wolfe) y la música (Iggy Pop, Elton John, Leonard Cohen, The Who, Tina Turner, Daniel Barenboim, Glenn Gould, The Beatles, The Kinks, Joni Mitchell...).

Nacido en 1928 en Meridian (Mississippi - EE UU) e hijo del propietario de una gasolinera, Robinson empezó a hacer fotos en los años cincuenta en Nueva Orleans. Pronto se trasladó a Nueva York, donde trabajó para Life y The New York Times. En sus retratos, personales y llenos de carácter, se fijó Diana Vreeland (1903 - 1989) , la mítica Divina V, editora de Vogue, que se llevó a Robinson a la revista.

Era un ángel en el estudio

Los años en la publicación del grupo Condé Nast fueron los mejores de la vida del fotógrafo, que trabajó con libertad creativa y en inmejorables condiciones. De baja estatura y muy tímido, dicen que Robinson era un ángel en el estudio y que nadie podía resistirse a la sensación de que ante la cámara se estaba produciendo una situación especial e irrepetible.

En esas condiciones documentó a los protagonistas de la transición entre los años sesenta y la década siguiente, uno de los momentos de más intensa creatividad del siglo XX. También una época de excesos y hedonismo.

En 1972, tras el despido de Vreeland, Robinson optó por marcharse a Memphis. Cuidó de su madre enferma, se aficionó a la bebida y agrió su carácter. Sólo se sentía cómodo diseñando vitrales para iglesias y cementerios, técnica en la que fue un prestigioso especialista.

Para pagarse el alcohol tuvo que vender la más preciada de sus posesiones, un piano Steinway. Vivió casi como un eremitaño y nadie sabía que había sido uno de los fotógrafos de Vogue y que había tenido a sus órdenes a los famosos más rutilantes. Desde su marcha de Nueva York nunca volvió a hacer una foto.

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