La alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, ha entregado este viernes la Llave de la Ciudad al alcalde de Quito, Augusto Barrera, durante un acto celebrado en el Salón de Plenos del Ayuntamiento gaditano que se enmarca en las celebraciones del Bicentenario de la Constitución de 1812 y con el que se pretende rendir homenaje a Mejía Lequerica, un destacado Diputado de las Cortes de Cádiz reconocido como uno de los más grandes y respetados oradores quiteños.

Barrera, que ha asegurado sentirse "profundamente emocionado" con este reconocimiento, ha destacado que "el posicionamiento de Cádiz no sólo es importante para el pasado, sino también para el futuro" en un acto en el que ha estado acompañado por la corporación municipal, la vicealcaldesa de Costa Rica y alumnos del Congreso Escolar Iberoamérica que acoge estos días la ciudad y que han venido de distintos países de América Latina.

Previamente, el alcalde de Quito ha asistido en el Centro Cultural Reina Sofía a la presentación del libro 'Epílogo de un revolucionario: el testamento de Mejía Lequerica', obra del historiador José María García León, al que ha mostrado su "más sincero agradecimiento" por haber recuperado "el testamento" de Lequerica, que da nombre al colegio "más combativo" de la capital ecuatoriana, según ha precisado Barrera.

Asimismo, ha explicado que enviarán la publicación a todos los centros escolares del país para que los estudiantes aprendan de su figura y la conozcan.

Por su parte, el autor del libro ha argumentado que para los gaditanos, fue el diputado que defendió, "a pesar de la mortal amenaza de la fiebre amarilla", que las Cortes no salieran de la ciudad, sin embargo, él mismo contrajo la enfermedad y murió en Cádiz el 27 de octubre de 1813. Además, abogó por la libertad de imprenta y la abolición de la esclavitud.

"Para los quiteños, es un símbolo de su identidad nacional ya que Mejía tuvo las virtudes de una gran político: excelente orador, amó y cultivó las ciencias, pero sobre todo defendió los derechos del pueblo. Era, en definitiva, un ciudadano y no un súbdito", ha detallado García León, quién ha contado que tuvo que jurar la Constitución gaditana "por imperativo legal" ya que, como el resto de diputados Iberoamericanos, era representante de la Corona española en países que estaban en proceso de emancipación "y se debatía entre su sentimiento de lealtad a la Corona y la independencia".

En las Cortes que se instalaron el 24 de septiembre de 1810 en San Fernando, Lequerica defendió los derechos y las necesidades de América, y criticó duramente a la Inquisición en discursos "llenos de brillantez y vehemencia", lo que le convirtió en uno de los más aplaudidos oradores de las sesiones de Cortes.

Tras los trágicos acontecimientos en Quito del 2 de agosto de 1810, Mejía Lequerica intervino en Cádiz en defensa de la causa de los próceres asesinados, obligando al presidente Molina, entonces al mando de la Real Audiencia de Quito, a dar explicaciones públicas de lo acontecido.

También trabajó para los nativos y para que ellos se pudiesen liberar de los españoles ya que los mismos explotaban demasiado a los indios. Como todos los diputados (americanos, europeos y el filipino llegado a Cádiz) trabajó para dar a Iberoamérica una constitución unitaria por la que serían ciudadanos "todos los españoles de ambos hemisferios".

Aunque su prematura muerte le impidió volver a Ecuador, donde podría haber jugado un importante papel en la política de la nueva República, Mejía es recordado por su valiente defensa de los derechos civiles, como la libertad, la independencia y el pensamiento libre.