El técnico de Sodercan, Ángel González Madrazo, ha afirmado este martes que esta sociedad regional "se saltó todas las normas" internas e incluso la normativa europea con el proyecto de GFB, pese a las advertencias de los técnicos.

Ha asegurado que con la fábrica de Orejo, en Sodercan no se siguieron los procedimientos habituales de supervisión, control y seguimiento, y que la sociedad pública "se saltó todas las normas en cuanto a aportación de capital, sobrepasando sus recursos y todos los límites". "Y no sólo de Sodercan, incluso la normativa comunitaria en cuanto a análisis de inversiones".

González, involucrado en el proyecto de GFB desde 2004, ha declarado que desconoce el "por qué" de este hecho, ya que él era un técnico que emitía informes, "en este caso negativos", y, como otros técnicos de Sodercan, "no entendíamos muy bien el por qué continuar con este proyecto, seguir aportando fondos, seguir aportando capital, saltándonos cualquier norma interna de Sodercan, cualquier control".

Pero no sólo los técnicos eran conscientes de que Sodercan estaba infringiendo la ley al invertir en un proyecto más del 15 por ciento de sus recursos propios, sino que al director financiero, Gerardo Quintero, "le estaban obligando" a hacerlo. "Estaba que se subía por las paredes, diciendo 'pero esto qué es', porque le estaban obligando y estaba viendo todos los pagos que había que hacer y el desarrollo del proyecto y no se lo creía", ha manifestado.

González ha indicado que los responsables políticos "no hicieron caso" ni tomaron en cuenta los informes técnicos negativos al proyecto de GFB, "que fueron muchos", por lo que ha resaltado que la decisión de invertir en la fábrica de Orejo "no fue técnica, luego supongo que sería política. Técnica, puedo asegurar que no".

Sin embargo, González no puede aportar los informes técnicos desfavorables al proyecto —que en numerosas ocasiones ha reiterado que conocían tanto el director general de Sodercan, Francisco Royano, como el consejero delegado, José Villaescusa— porque el disco duro donde los almacenaba fue "destruido" cuando en 2007 entró en Sodercan el nuevo equipo de Salvador Blanco. "No tengo informes anteriores a diciembre de 2007; sé que los envié a Royano y Villaescusa pero en mi ordenador no están".

González se ha pronunciado así a preguntas de la diputada 'popular' María Antonia Cortabitarte en su comparecencia en la Comisión parlamentaria de Investigación de GFB, en la que también ha desvelado que se compró a Euroamérica la maquinaria para la fábrica por 44 millones de euros sin saber si realmente existía y con una "plusvalía ficticia" de 12 millones de dólares.

El economista, que fue "apartado" del proyecto de GFB cuando entregó los informes sobre la maquinaria, ha explicado que el "núcleo" de trabajo sobre GFB en Sodercan estaba integrado por él, el técnico Miguel Ángel López (que ya declaró en la comisión parlamentaria), Villaescusa y Royano, y que, como técnico, todos los informes eran "consultados y consensuados" con el director general, quien "participaba de forma activa" en el proyecto e "incluso informaba al resto sobre los avances" en el mismo, contradiciendo así lo que afirmó Royano en su comparecencia.

Ha indicado que los técnicos tuvieron "dudas" sobre la situación de Suyesa porque las cuentas que presentaron "nos hicieron pensar que estaban en suspensión de pagos" y también con el plan de negocio que remitió Euroamérica, que estaba "sobredimensionado" y utilizaba datos de Alemania, y así se lo manifestaron a la dirección de Sodercan en un informe que entregaron a Royano y Villaescusa.

En esos informes se manifestaba "nuestra opinión técnica de precaución y negativa" al proyecto. "Cuidado que no hay que ir tan rápido, que no es oro todo lo que reluce, que hay algo raro, cosas extrañas. Pero la respuesta era que había que seguir adelante", ha relatado González.

El "principal problema" de GFB, en su opinión, es que se trató de un proyecto "sobredimensionado" en facturación, planta y en estructura de recursos humanos. "Algunas cosas no encajaban: se podía hacer el mismo proyecto pero sin invertir tanto", ha asegurado. MAQUINARIA

En cuanto a la maquinaria, ha explicado que Royano le envió al Puerto de Bremen a "comprobar que algo que se había comprado y se había pagado existía" porque el director general estaba "preocupado" por los "rumores" de que Sodercan había adquirido maquinaria por 44 millones de euros que "no se sabía si existía".

Por eso envió a González a Bremen a "hacer un chequeo" de la maquinaria, que no se peritó porque el economista no está capacitado para ello. Tampoco pudo comprobarla toda en "un día y medio" sino que realizó un muestreo aleatorio "del 20-30% del total". La almacenada en Houston no se comprobó.

En su informe (hizo dos, uno redactado y otro un 'Power point' "por indicación de Royano") concluyó que la maquinaria existía "en base al muestreo", pero que había que adaptarla a la normativa europea para atmósferas inflamables y explosivas, cosa que "no sabíamos en Sodercan"; que había que poner a punto los rodamientos de las máquinas que habían estado cuatro años en un almacén descubierto y que estaban oxidados; y que había que adaptarla a la tensión europea porque era para Costa Rica, con tensionaje americano. Todo con un sobrecoste de entre cinco y seis millones de euros.

A ello se suma que a Euroamérica le costó la maquinaria 40 millones de dólares en 2000 y se la vendió a GFB cuatro años después por 44 millones de euros, obteniendo "una plusvalía ficticia para la empresa de 12 millones de dólares", ha denunciado González, así como que se advirtió a la dirección de Sodercan de que "no tenía ningún sentido" esta transacción. En total, incluyendo el traslado y la puesta a punto, la maquinaria costó "cincuenta y muchos millones", ha dicho.