Entrar estos días en el Mercado de Puerta de Toledo es lo más parecido a explorar un edificio fantasma. Hay entradas cerradas, luces apagadas y ni siquiera se escucha hilo musical. Oficialmente, el espacio sigue funcionando, con varios puestos abiertos y en espera de que la Universidad Carlos III comience las obras para transformarlo en un centro de posgrado. Pero, en realidad, los pocos comerciantes que quedan hablan de "mobbing" y "acoso" para echarles de la instalación.

Hace un año, el Gobierno regional, el Ayuntamiento de Madrid y la Carlos III llegaron a un acuerdo para convertir este espacio en un nuevo campus de la Universidad. Las obras deberían haber comenzado entonces, aunque todavía no se ha puesto ni un solo andamio. Según el pacto alcanzado, la Carlos III sería la responsable de iniciar los trabajos. La institución no ha querido explicar a este periódico el porqué del retraso.

El Gobierno regional, por su parte, se tenía que hacer cargo de la negociación con los comerciantes. La mayoría han dejado sus puestos. No obstante, todavía quedan una decena que tienen contrato hasta 2016. "Sus puestos se integrarán en el nuevo espacio universitario", explica un portavoz de la Consejería de Economía. "Hasta les hemos dado la opción de mudarse a una zona preferente del mercado, más visible para los consumidores", apostilla.

Los comerciantes, sin embargo, no lo ven igual: "Eso no lo hemos acordado porque el traslado y obras los pagaríamos nosotros. Lo que quieren es echarnos de aquí", asegura Sabin Orueta, dueño de la peluquería Francisco Anaya. "Esto es un mobbing inmobiliario en toda regla", afirma.

"A la mayoría les echaron por medio de engaños", asegura también Julio Foyaca, un anticuario del mercado que todavía resiste y que hasta ha interpuesto una denuncia por coacciones contra el actual gestor de la empresa. "Mi mujer ya ni siquiera va a abrir la tienda. Tiene miedo por la falta de seguridad. Hemos visto a indigentes lavarse en los aseos", afirma.

Este desencuentro marca un capítulo más de la azarosa historia de la infraestructura, que cuenta con una superficie de 25.000 metros cuadrados, repartidos en unos 140 establecimientos, la mayoría de ellos vacíos. Antiguamente se trataba de una instalación municipal, el Mercado Central de Pescados, que el Consistorio cedió a la Comunidad en los años ochenta.

"Llevan toda la vida mareándonos. Yo pagué por estar en un mercado de elite, no en un inmueble abandonado", manifiesta Orueta, que también asegura que, nada más firmar el acuerdo, el Gobierno regional subió algunos alquileres como medida de coacción para echar a los comerciantes. El futuro campus de la Carlos III contaría también con un aparcamiento cuyos beneficios se repartirían entre el Consistorio, el Gobierno regional y la Universidad.

Una de las cosas que más llama la atención del retraso de estas obras es que, pese a tratarse de un equipamiento casi abandonado, su presupuesto para este año es de 1.147.434 euros. De esta inversión, 556.000 euros los pone la Comunidad, "el resto lo obtiene la sociedad Mercado Puerta de Toledo vía otros ingresos de alquileres y aparcamiento", explica un portavoz de la Consejería de Economía.

"Es lo que más me indigna. Se gastan el dinero de todos los contribuyentes en echarnos", dice un comerciante.