La plaza de abastos de Verónicas en Murcia acoge el Aula de Gastronomía Raimundo González, en la que 40 cocineros y pasteleros mostrarán sus habilidades culinarias dentro del proyecto 'Cocinamos en los mercados' en sesiones gastronómicas de entrada libre.

Esta actividad del Ayuntamiento tiene como objetivo "promocionar y revitalizar las plazas municipales", como ha explicado el alcalde Miguel Ángel Cámara. Esta iniciativa en concreto se basa en desarrollar actividades de formación gastronómica durante todo el año, excepto julio, agosto y enero.

El Aula de Gastronomía Raimundo González, en la primer planta superior, cuenta con una cocina donde los restauradores y pasteleros cocinarán los viernes y sábados productos cedidos gratuitamente por los comerciantes. Las sesiones se pueden seguir asistiendo al propio taller a través de pantallas instaladas o por Internet en una página web que elabora la concejalía de Comercio y aún no está en servicio.

Las recetas de los platos que se elaboren se degustarán en las cantinas del mercado y, además, los miércoles y los jueves habrá cata de productos con denominación de origen.

El Aula de Gastronomía Raimundo González tendrá otra actividad permanente basada en la promoción de un programa de alimentación saludable para los escolares y la tercera edad.

Raimundo González, cocinero murciano que da nombre al Aula, se ha mostrado muy agradecido por esta iniciativa. El restaurador ha comentado que en los años 50, fuera de la Región, sólo se conocía el pastel de carne y los langostinos del mar menor.

Como González quería cambiar esta concepción cuenta que se recorrió todos los pueblos de la Región para ver qué sabían hacer en cada uno de ellos y de allí empezó "a sacar toda la historia de la gastronomía murciana". Además cuenta que localizó "a todos aquellos que escribían sobre gastronomía", a quienes les mostró "nuestras virtudes".

Toda esa "cocina" que había aprendido la ofreció en su restaurante "en platos sentados en la mesa y en miniaturas" las recetas típicas de la Región.

Además, más adelante, la idea de la tapa también la utilizó para dar de comer a aquellas personas que no les gustaba el guiso del día, por lo que elaboraba platos distintos a los guisos para servirlos en pequeñas cantidades. Así "esa gente por tres o cuatro tapas de esas había hecho una comida por un precio muy módico".