El acusado de asesinar a un narco en A Pobra atribuye al "forcejeo" y a un "acto reflejo" los disparos

El procesado como cooperador niega que le prestara un arma y declara que quería deshacerse de las suyas porque se "aburrió" de ellas
Juzgados De Santiago, En Fontiñas
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EUROPA PRESS
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El acusado de asesinar al considerado cabecilla de una red de narcotraficantes de la zona de A Pobra (A Coruña) Juan Manuel Fariña Bretal, alias 'Yanki', Alfredo O.M., ha declarado que el primer disparo se produjo en el marco de un forcejeo en el que la víctima, según afirmó, le apuntó, y el segundo lo atribuyó a un "acto reflejo" llevado a cabo de manera "instintiva".

En su declaración en el inicio del juicio que se celebra en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña con sede en Santiago, Alfredo O.M., para el que la Fiscalía y la acusación particular piden 20 años de prisión por un delito de asesinato, ha recordado que en la tarde del 26 de enero de 2010 acudió al descampado conocido como Campiño, en el municipio de A Pobra, porque Juan Manuel lo había citado a las 20.00 horas por una deuda que tenía pendiente con él por una operación de tráfico de drogas.

Según el acusado de matar al 'Yanki', al que dijo que había conocido cuando estudiaban "en el colegio de las monjas" y del que fue "bastante amigo", en el verano de 2009 la víctima le pidió si podía "mover algún material", en relación a un paquete de "medio kilo de cocaína", según manifestó en su declaración que se prolongó durante poco más de una hora. La sustancia estupefaciente estaba valorada en "14.000 euros", según concretó, pero el comprador, un "veraneante" en la zona, únicamente le abonó "3.500 euros", por lo que contrajo una deuda de "10.500 euros" con Fariña Bretal.

"Los 3.500 se los di a Juan Manuel. Y me quedé con la deuda", aseveró y añadió que el comprador de la droga "no volvió a aparecer". "A Juan Manuel le dije que me habían dado el palo y estaba todo alterado", afirmó, para añadir que trató de localizarlo. Además, a preguntas de la fiscal Cristina Margalet, Alfredo O.M. ha reconocido que desde lo sucedido trató de "evitar" a la víctima, que, según ha recordado, se acercó a la obra en la que trabajaba de albañil el 26 de enero de 2010 para citarle ese mismo día a las 20.00 horas.

Tras asegurar que no era consumidor de drogas, insistió en que sólo participó en una operación de drogas, aunque posteriormente afirmó que vendía "unos gramos" a una "amiga" que trabajaba como prostituta en un club. "Esa nada más", declaró, para precisar que posteriormente únicamente "entregó material" a la citada chica "dos o tres veces" como "favores a ella", de droga que le "suministraba un amigo" y de la que el beneficio "era más bien ninguno". AMENAZAS

"Serían cerca de las ocho. Aparqué el coche al lado y estuve esperando un rato por él", ha recordado sobre la tarde del 26 de enero de 2010 cuando había quedado con la víctima para proponerle devolverle la deuda "poco a poco". "Dijo que tenía que pagarle y no se bajó del coche", ha recordado, para matizar que hablaron a través de la ventanilla del vehículo, que estaba apagado y sin luces.

"Le dije que no le podía pagar y que le pagaría poco a poco", destacó. Tras la conversación, Alfredo dijo que "dio dos pasos para adelante" y volvió atrás cuando le "empezó a amenazar con los hijos". "Me di la vuelta para darle cuatro bofetadas y fue cuando sacó la pistola", relató, para puntualizar que no había visto el arma antes.

Pese a insistir en que no se acordaba cómo tenía las manos o la postura de la víctima, Alfredo O.M. explicó que la víctima esgrimió el arma "en la mano derecha" y recordó que "era pequeña". Cuando sacó la pistola por la ventanilla "fue cuando hubo el forcejeo y fue cuando se disparó el arma". "Fue un momento de diez segundos", apostilló para declarar que no recordaba más detalles. "Le eché la mano a la pistola y le agarré la mano", ha añadido. "No sé si tenía él la mano en el gatillo o lo apreté yo", ha manifestado.

Posteriormente, aseguró que le arrebató el arma a la víctima, que había recibido un disparo en la sien, en el marco del forcejeo. "Fue un acto relejo", declaró para precisar que no recuerda "en ese momento" qué le "pasó por la cabeza". "No pensé ni que estuviera cargada", ha dicho.

Sobre el segundo disparo, según recordó en su declaración en el juicio, que se celebra con jurado popular, la víctima, que se encontraba en el asiento del coche, "se echó" hacia él. "E instintivamente le disparé", ha admitido, para matizar "cayó hacia un lado y se levantó rápido" antes del segundo tiro. "Le apunté a la cabeza", señaló, para añadir que "fue un acto reflejo".

"Mi intención no era esa", ha subrayado para asegurar que no quería matarle. "Disparé a la cabeza, no sé donde le dio", ha comentado para añadir que el arma "tenía apariencia de pistola de juguete". Por ello, su abogado pide la libre absolución al alegar las eximentes de "legítima defensa" y "miedo insuperable".

"No pensé que llegara a tanto, no pensé que sería tanto el mal", ha relatado. "Al ver aquello cogí y me marché y —el Yanki— quedó tumbado en su asiento", ha recalcado. Según ha admitido, fue cuando le hicieron las pruebas de la pólvora, una vez detenido, cuando optó "por decir la verdad" y comentar "cómo habían sido los hechos allí".

En relación al arma, reconoció que la arrojó "desde el muelle de Ribeira", según le había señalado a la Guardia Civil. Según ha indicado, pensó que al irse y deshacerse del arma "si no pasaba nada" no tendría que dar explicaciones. "Tengo dos hijos. Fue mi primera idea. No sabía qué hacer", ha apostillado. FOTOS

Tras los disparos, por los que la víctima falleció días después en el hospital, el acusado dijo que se fue con unos amigos a "tomar algo" y también a un "fotomatón a hacer unas fotos" para entregarle a su padre. "Fue lo primero que se me ocurrió: ir a tomar algo", ha admitido, para recordar posteriormente que había estado dos años en la legión y que tenía conocimientos para disparar armas.

Sobre Vicente H.C., para el que la Fiscalía pide también 20 de años de prisión como cooperador necesario, ha recordado que lo conocía de trabajar en la construcción y anteriormente "a través de unas amigas". Según reiteró, no sabía que éste tenía armas y también rechazó que le ofreciera una o que le pidiera que se la vendiera.

Preguntado por las cuatro llamadas perdidas que le hizo Vicente H. a las 19.26, 19.44 —antes de los disparos—, 20.20 y 20.30 horas —tras los hechos en el Campiño—, ha justificado que eran porque le "había pedido una motosierra" para cortar leña para una expareja del otro acusado. "Por eso me llamaba. Le dije que se la pidiera a mi suegro", ha zanjado, para rechazar también que hicieran prácticas de tiro juntos en días previos y declaró, a preguntas del abogado del otro procesado, que "hacía mínimo dos semanas que no lo veía". ARMA

Después de su declaración, fue el turno del segundo acusado, que en apenas media hora, recordó que conocía al fallecido "de vista y de tomar café", mientras que dijo que él y Alfredo O. eran "amigos", pero aseguró que éste no le había contado lo de la deuda con Fariña Bretal, de la que se enteró "cuando salió en el periódico".

Sobre las armas de su propiedad, debido a lo que fue procesado por tenencia ilícita, ha explicado que las tenía enterradas "en el monte" a "un kilómetro o más" de su casa. Sobre la munición que le interceptaron, de la misma marca que la encontrada en el lugar de los disparos, ha considerado que "esa marca es muy conocida". "Igual que me la vendieron a mi, se la vendieron a todo el mundo", ha apostillado, para precisar que "la venden en la calle".

"Las tenía allí para, de vez en cuando, ir al monte a tirar unos cacharros", ha afirmado, para decir que las había conseguido a través de "Manuel el Portugués", al que encargó una caja de munición. "Yo nunca vendía armas a nadie", ha asegurado. "Las compré para tirarle a los cacharros, me aburrí de ellas y las quise vender", sentenció.

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