Él cumplió, pero se quedó con ganas de clases porque nadie sabía cómo explicarle lo que tenía que hacer para optar al curso, que, para más inri, estaba pensado para trabajar de comercial, por ejemplo, en aduanas o en transporte internacional, o sea, hablando por teléfono en ocasiones.

Fuentes del Servef aseguraron que desconocían el asunto y que «quizá» fuera la empresa quien debía haberle puesto el intérprete.

Algunas firmas que colaboran con el Servef han confirmado a 20 minutos que cuando llega alguien con problemas de audición y dicción, acude con un intérprete. Además, suele llevar un vale del Servef «para que rellenemos que ha venido el intérprete y que de tal a tal hora ha estado aquí, imagino que para que le paguen», aclaran.

Cursos de jefe para disminuidos

Éste no es el primer caso en el que el Servef no ha sabido darse cuenta de las limitaciones de sus afiliados. El año pasado citó a discapacitados psíquicos (algunos con un 75% de disfunción) a realizar cursos de gerente de empresa o comercio exterior, a pesar de sus insalvables limitaciones. Y también han recibido cartas para realizar cursos de inglés con una duración de tres meses parados a los que les faltaba un mes para jubilarse y un agricultor analfabeto al que su mujer tuvo que rellenarle la renuncia.