La impronta arquitectural que desarrolla el hilo conductor en la obra del arquitecto-fotógrafo chileno Luis Adrián es la base de un lenguaje certero que provoca la atención del espectador.El comisario de la exposición, Esteban Ruiz, dice que es «insultante» su facilidad para encontrar miradas que nos sorprenden: «Por la identificación a que nos vemos sometidos cuando somos conscientes que hemos pasado de largo y no las hemos percibido».