Los jóvenes acusados de matar a otro y tirarlo al Júcar niegan los hechos y dicen que no salieron de casa

Los dos jóvenes acusados de matar a otro en mayo de 2008 y de envolverlo en una sábana para arrojarle luego al río Júcar atado a una bombona de butano han negado este martes los hechos que se les imputan y han afirmado que esa noche no salieron de casa y se dedicaron a jugar a la play tras consumir un gramo de cocaína.
Acusados De Matar A Un Joven Y Arrojaron Al Júcar
Acusados De Matar A Un Joven Y Arrojaron Al Júcar
EUROPA PRESS
Acusados De Matar A Un Joven Y Arrojaron Al Júcar

Los dos jóvenes acusados de matar a otro en mayo de 2008 y de envolverlo en una sábana para arrojarle luego al río Júcar atado a una bombona de butano han negado este martes los hechos que se les imputan y han afirmado que esa noche no salieron de casa y se dedicaron a jugar a la play tras consumir un gramo de cocaína.

Los acusados, para los que el ministerio fiscal pide una pena de 15 años de prisión por un delito de homicidio con la agravante de abuso de superioridad y la acusación particular eleva la cifra hasta los 25 años al entender que cometieron un delito de asesinato, han narrado ante el tribunal del jurado que la noche de los hechos, el 20 de mayo de 2008, acudió la víctima, Hugo, al domicilio en el que se encontraban, en la localidad valenciana de Sueca.

El motivo de la visita fue la venta de droga. La víctima les vendió un gramo de cocaína, y tras hacer la transacción, han asegurado que éste se fue de su casa y que no lo volvieron a ver. Uno de ellos también ha explicado que cuando se marchó, oyó cómo desde la calle la víctima hablaba con alguien que parecía que le estaba esperando. Escuchar a esta persona fue posible porque era verano y tenían las ventanas abiertas, según ha concretado.

Seguidamente, los acusados —según su versión— consumieron el gramo de cocaína y se pusieron a jugar a la Play Station, hasta que al final se fueron a dormir —frente a ello, el fiscal mantiene que le mataron tras provocarle hasta 44 heridas y luego lo arrojaron al río Júcar—. Al día siguiente, uno de ellos no fue a trabajar y se pasó el día en el piso de sus padres en El Perelló; y el otro se presentó en casa de su amigo —otro acusado— haciendo unas obras.

Este último ha tenido que explicar ante el tribunal por qué pidió prestada una furgoneta al día siguiente de la muerte y tras utilizarla la limpió. Al respecto, ha comentado que le hacía falta para meter material de una obra, puesto que su coche estaba lleno de trastos.

A ambos se les ha mostrado durante el juicio la sábana en la que estaba envuelto el cadáver de la víctima, y se les ha preguntado si la reconocían como propia. Ambos lo han negado y han dicho que ese textil no era de su propiedad.

Buena relación

Por su parte, el padre de la víctima, quien se ha emocionado en diversas ocasiones durante su declaración, ha mantenido que él tenía una "buena" relación con su hijo, pese a que éste vivía con su tío, y ha dicho que desconocía que éste se dedicara a traficar con droga. Asimismo, el tío, quien también ha acudido al juicio en calidad de testigo, ha narrado que su sobrino no tenía enemigos y que éste era "abierto y efusivo".

Este último ha explicado que se dio cuenta que la noche de los hechos no volvió a casa a dormir, y luego el jefe le llamó para advertirle de que su sobrino no había ido al trabajo, con lo que empezó a llamarle al teléfono móvil pero nunca se lo llegó a coger. "Llamaba y no me contestaba", ha dicho. También ha señalado que no le pareció "muy normal" que no durmiera en casa un día laborable.

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