Fue el Ararteko quien denunció esto ayer. Iñigo Lamarca señaló que se debe a dos problemas fundamentales: que las administraciones se pasan la responsabilidad de unas a otras y que faltan soluciones personalizadas. Los recursos están «al límite» y son ineficaces para los nuevos perfiles de exclusión. Es el caso de algunos inmigrantes, que llegan a Euskadi en buenas condiciones y acaban en la calle porque los servicios son escasos y no ajustados a ellos.
Resulta que el prototipo del sin techo ha cambiado mucho. Cada vez hay más jóvenes, en parte, porque la mitad de los atendidos por los servicios sociales son inmigrantes. Pero también hay discapacitados, familias desestructuradas o gente que viene de una vida estándar.
El Ararteko pidió más coordinación entre administraciones para crear una ley marco contra la exclusión.
Historia real
Inmigración: El informe del Ararteko cuenta la historia de un joven inmigrante que llegó en los bajos de un bus. Quería estudiar, pero no pudo: «No tengo dinero, tengo que trabajar». Sufre menos racismo que en el sur, pero no le dan empleo por ser extranjero. «Ya no quiero amigos con los que reírme si no hay nada más, porque si no hay trabajo, ya ni la risa te viene bien». Él lucha por salir adelante, pero pide a sus hermanos que no vengan.
Lo que hace falta
Coordinación: Una ley marco contra la exclusión que coordine todas las administraciones vascas.
Personalización: Soluciones individualizadas para cada perfil de excluido social.
Más recursos: Hay centros ineficaces y al límite de su capacidad. Los recursos no llegan a algunos sectores de población.
Casa: Créditos sociales, pisos tutelados, centros de acogida, alquileres...
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