La mujer de Aspe acusada de asesinar a su marido inyectándole la insulina que ella usaba reconoce los hechos

La vecina de Aspe (Alicante) acusada de intentar asesinar en 2007 a su marido al suministrarle la medicación que ella misma tomaba para la diabetes en un vaso de leche, propósito que en junio de 2010 consiguió al inyectarle la insulina mientras la víctima dormía, ha reconocido este lunes durante el juicio los hechos, si bien ha asegurado que "no tenía intención de matarle".
La Acusada De Asesinato A Su Llegada A La Sección Tercera De La Audiencia
La Acusada De Asesinato A Su Llegada A La Sección Tercera De La Audiencia
EUROPA PRESS
La Acusada De Asesinato A Su Llegada A La Sección Tercera De La Audiencia

Los hechos se produjeron el 30 de marzo de 2007 en el domicilio familiar que la procesada, afectada de diabetes, compartía en Aspe con su marido y sus hijos, según recoge el escrito de acusación provisional del Fiscal, que pide 29 años de prisión para la acusada —once de ellos por un presunto intento de asesinato, y otros 18 años por el asesinato—.

En la vista oral celebrada este lunes en la sección tercera de la Audiencia Provincial de Alicante, la procesada ha reconocido que ese día, tras una discusión, disolvió en un vaso de leche 40 comprimidos de un medicamento que ella tomaba para su diabetes, pero ha mantenido que lo había preparado para ella misma —con el fin de suicidarse—, y que "por error" se lo tomó su marido.

La ingesta de la medicación provocó al hombre una hipoglucemia grave que precisó su ingreso en urgencias del Hospital General de Alicante hasta el 25 de abril de 2007. La administración de este compuesto podría haber causado un riesgo para la vida del paciente, quien, gracias al tratamiento médico no sufrió secuelas por estos hechos.

De acuerdo al testimonio de la propia acusada y de los médicos que atendieron al marido, al conocer la gravedad del estado de su esposo, la procesada confesó ese mismo día a los médicos que le había suministrado las pastillas. Los médicos han asegurado en el juicio que ella "se autoinculpó, y explicó que prefería ir a la cárcel que volver con su marido".

La acusada también ha reconocido que, tres años después, sobre la 1.15 horas del 28 de junio de 2010, supuestamente aprovechó que su marido dormía para inyectarle tres bolígrafos llenos de insulina de su propio tratamiento.

El hombre se despertó en ese momento y el matrimonio inició una fuerte discusión en la que tuvo que mediar uno de los hijos de la pareja, que acudió al oír los gritos de la víctima. Éste, según los hijos y la acusada, presuntamente amenazaba con matar a su mujer esa noche, "tanto si se quedaba como si se iba".

Al día siguiente, cuando los hijos se percataron de que su padre no se levantaba a la hora de la comida, avisaron a una ambulancia, que lo trasladó al Hospital de Elche, donde quedó ingresado en la UCI en estado de coma no estructural asociado a hipoglucemia grave. Posteriormente, tras ser estabilizado, fue diagnosticado de coma vegetativo persistente, hasta que falleció en febrero de 2011.

Malos tratos y vejaciones

Durante la primera jornada del juicio, que continuará este miércoles, la procesada y los numerosos testigos —entre ellos familiares, amigos y agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil— que han prestado declaración, han coincidido en que la mujer sufría continuos malos tratos psicológicos, insultos y vejaciones por parte de su marido.

La acusada ha reconocido que suministró la medicación a su marido en ambos casos, pero ha asegurado que aunque lo hizo en "un momento de rabia" ella "no tenía intención de matarle", sino que quería "descansar unos días y que él hiciera reposo".

La mujer, en su relato de los hechos, ha detallado entre sollozos que la relación de la pareja era "insoportable", con discusiones diarias y amenazas de muerte para ella y sus hijos. No obstante, nunca le había denunciado, e incluso cuando justificó en 2007 sus actos ante las fuerzas de seguridad, rechazó que se emitiera una orden de alejamiento contra él y continuaron la convivencia.

Así mismo, los hijos, amigos y conocidos de la familia han explicado que el fallecido, que sufría numerosas patologías crónicas, tenía un carácter "inestable" y constantes cambios de humor que le llevaban a pasar de un estado de euforia a estar "hundido".

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