Dice que no se ha hecho justicia con el disco Del amanecer.

Les iba grande en aquel momento (1998) a los que llevaban mi carrera. Fue un antes y un después en mi carrera y, desde entonces, se empezaron a pedir autógrafos a los cantantes flamencos como yo.

De ahí que apueste fuerte por el espectáculo Nuevo Amanecer.

Somos 11 músicos en directo, toda una big band flamenca. Hago un repaso del disco Ruido al de Del amanecer, y luego lo que pida la gente. A este proyecto le tengo cariño porque empiezo a escuchar los discos y parece que se grabaron ayer.

Pero para usted el disco del mañana se lo graba el prestigioso sello de jazz Blue Note.

Lo voy a grabar con grandes músicos, como Chick Corea, entre Madrid, Boston y Nueva York. Entre septiembre y octubre saldrá al mercado. El flamenco es una música de raíz que le gusta al mundo, por eso es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Aunque prefiero decir que el flamenco no es la humanidad sino que la humanidad es el flamenco. Ahora parece que nos han dado el carné de artistas, pero el flamenco está por encima de todo esto.

¿Cree que el flamenco llegará a ser una música de masas?

Lo que creo es en un flamenco abierto al siglo XXI, que lo entienda la gente joven y al que se acerquen muchas personas.

El flamenco ya tiene dos grandes huecos: Camarón y Morente.

Y no los va a tapar nadie. Pero lo bueno del flamenco es que cada uno puede tener su sitio.

En noviembre, actuó en el Museo de Jerusalén y se lió.

Y contesté. Mandé una carta a los medios diciendo que, precisamente, el flamenco lleva un mensaje de paz al mundo. Y que yo he cantado para israelíes y palestinos. Creo que ese conflicto se puede arreglar fácilmente. Los que me criticaron eran cuatro, pero con muy mala leche. Me llegaron a pedir que no fuera. Cuando mi vida es el escenario y allí donde me llamen voy. La mejor respuesta es cantar. Como se dice: "La música amansa a las fieras".

¿Cómo está afectando la crisis al mundo del flamenco?

Estamos acostumbrados al habernos buscado las habichuelas en el directo siempre.

No es muy amigo de las nuevas tecnologías.

Me gusta estar con los artistas en vivo, sin grabaciones por ordenador, en lo bueno y en lo malo. Es más jodido, pero sale más calentito. Es bueno que te enfades y que estén ahí. Si no, es muy frío. Siempre digo a la gente con la que trabajo que se vengan al estudio. De tecnologías no aprendo porque no me gustan. Aún soy de los que escribo las felicitaciones y las envío por carta, y mi móvil sólo es para llamar.

*Palau de la Música, 4. Sábado (21.00 horas). Precio. de 18 a 54 euros. www.palaumusica.org.