Cine póstumo: con la muerte en los talones

'Sobran las palabras’ es la peli?cula po?stuma de James Gandolfini, nuestro eterno Tony Soprano. Repasamos otros casos mi?ticos de inte?rpretes que no pudieron ponerle la guinda a sus u?ltimos trabajos. Por YAGO GARCÍA / DANIEL DE PARTEARROYO
Cine póstumo: con la muerte en los talones
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Cine póstumo: con la muerte en los talones

James Gandolfini (1961-2013)

Película póstuma: Sobran las palabras (Nicole Holofcener, 2013).

La muerte de James Gandolfini fue uno de los grandes mazazos del año. Un infarto de vacaciones en Italia se llevó a uno de los actores más queridos de la televisión reciente gracias a su encarnación de Tony Soprano. En el cine, dejó unos cuantos trabajos terminados (aparte de Not Fade Away, la primera película de David Chase, creador de Los Soprano) que van llegando poco a poco a la cartelera: la comedia romántica Sobran las palabras, a cuya interpretación le están lloviendo premios y nominaciones póstumos, y el thriller criminal Animal Rescue, una adaptación de Dennis Lehane prevista para el año que viene.

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Clark Gable (1901-1961)

Película póstuma: Vidas rebeldes (John Huston, 1962).

Los que realmente preocupaban a MGM eran Montgomery Clift y Marilyn Monroe, ambos enganchados a los somníferos. De hecho, el estudio había contratado a un médico para que los vigilase en el plató, por si las moscas. Pero fue Gable quien no pudo más: dos días después de rodar su último plano, el actor sufrió un infarto cuyas secuelas tardarían una semana en acabar con él. Marilyn, que había afirmado ser su hija secreta cuando buscaba una oportunidad en Hollywood, siempre detestó esta película.

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River Phoenix (1970-1993)

Película póstuma: Dark Blood (George Sluizer, 1993).

Su perfil público era el de un buen chico. Algo complicado, pero en última instancia adorable: no en vano había salido en Exploradores y Cuenta conmigo antes de ser un Indiana Jones quinceañero. Imaginemos el shock cuando, tras su muerte (ocurrida durante un concierto del grupo de Johnny Depp), los forenses mencionaron la morfina y la cocaína, entre otras sustancias. El director de Dark Blood contactó con el también actor Joaquin Phoenix para que doblase los diálogos inacabados de su hermano mayor. No tuvo éxito.

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Heath Ledger (1979-2008)

Película póstuma: El imaginario del doctor Parnassus (Terry Gilliam, 2009).

Cuando una sobredosis de antidepresivos se llevó a Ledger en pleno rodaje, nadie tuvo el estómago de hacer chistes sobre la proverbial mala pata de Terry Gilliam. Máxime tras comprobar las alturas (demenciales) a las que el actor había llegado con su Joker de El caballero oscuro. Finalmente, sus amigos Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law le reemplazaron. Cuando Tom Cruise, que apenas había conocido a Ledger, trató de apuntarse al elenco de sustitutos, Gilliam le mandó a freír espárragos.

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Natalie Wood (1938-1981)

Película póstuma: Proyecto Brainstorm (Donald Trumbull, 1983).

Naves silenciosas (Trumbull, 1972) había sufrido ya su cuota de mala suerte, pero lo de Proyecto Brainstorm rompió los esquemas: el fallecimiento de Wood, víctima de un enigmático incidente en alta mar, sirvió a los productores como excusa para clausurar un filme muy caro y que prometía pocos dividendos. Inesperadamente, el reclamo de una estrella muerta propulsó el interés comercial por la película, la cual llegó a la cartelera con una dedicatoria en sus créditos: "Para Natalie".

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Spencer Tracy (1900-1967)

Película póstuma: Adivina quién viene esta noche (Stanley Kramer, 1967).

Todos sabían que el compan?ero de Katharine Hepburn estaba muy enfermo: de hecho, su pareja y el director tuvieron que dejar en suspenso sus salarios para que el rodaje se llevase a cabo, mientras que el actor sólo pudo trabajar tres horas por día. Daba igual: los matrimonios interraciales seguían estando prohibidos en 14 estados de la Unión, y aquel filme debía llevarse a cabo fuera como fuese. Durante la postproducción, Tracy saldó su última factura con el alcohol, el tabaco y las pastillas.

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Bruce Lee (1940-1973)

Película póstuma: Juego con la muerte (Robert Clouse, 1978).

¿Fue una sobredosis? ¿Una reacción alérgica a las aspirinas? ¿Una conspiración del crimen organizado? Cualquiera sabe: lo cierto es que Lee pasó a mejor vida dejando incompleto el que habría sido su debut como director. Antes de su muerte en 1973, la estrella había rodado 100 minutos de metraje. La versión que llegó a los cines cinco años más tarde sólo usaba una décima parte de ellos, pero dejó iconos tales que su combate con Kareem Abdul-Jabbar (alumno además de amigo) y ese chándal amarillo.

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Brandon Lee (1965-1993)

Película póstuma: El Cuervo (Alex Proyas, 1994).

Los cazadores de leyendas negras hicieron su agosto cuando se difundió la noticia: el hijo de Bruce Lee había muerto mientras rodaba su filme más ambicioso, víctima de un accidente tan letal como estuúpido. Resulta que, para ahorrar costes, el equipo de rodaje había intentado convertir balas reales en munición de fogueo, con trágicos resultados. Promocionadísima y envuelta en un contumaz morbo gótico, la película se convirtió en un éxito, con la palabra “maldición” corriendo de boca en boca.

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John Candy (1950-1994)

Película póstuma: Caravana al Este (Peter Markle, 1994).

Su físico orondo llamaba a engaño: Candy era, en realidad, un tipo muy activo, jugador habitual de golf, propietario de un equipo de fútbol americano y excelente chef amateur. Pese a todo ello, falleció de un infarto mientras dormía tras una jornada de rodaje, algo de lo que el director John Hughes (su mejor amigo) nunca se recuperó del todo. Antes de participar en Caravana al Este, eso sí, el actor había podido concluir Operación Canadá, único largometraje de ficción firmado por un tal Michael Moore.

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James Dean (1931-1955)

Película póstuma: Gigante (George Stevens, 1956).

Aunque Rebelde sin causa (lanzada ocho meses tras su muerte) ganó más fama como estreno póstumo, Dean dejó una cuenta pendiente con este filme: se había tomado tan en serio la encarnación de un Jett Rink envejecido y borracho que los diálogos de su última escena resultaban ininteligibles, y George Stevens le instó a doblarse a sí mismo. Aquel Porsche Speedster apodado ‘Pequeño Bastardo’ se interpuso en los planes del director, y tuvo que ser el actor Nick Adams quien grabase las líneas.

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Marilyn Monroe (1926-1962)

Película póstuma: Something's Got To Give (George Cukor, 1962).

Las secuelas de una operación. Una sinusitis galopante. La fiesta en la que cantó Cumpleaños feliz a JFK y su resaca posterior. Todos esos factores, reunidos en una Monroe más insegura que nunca, se aliaron para que este remake de Mi esposa favorita (1940) avanzara a un paso demasiado lento. La última jornada del rodaje coincidió con el cumpleaños de la actriz, y ella se portó estupendamente, pero cuando falleció un mes más tarde el estudio había decidido reemplazarla por Lee Remick.

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Paul Walker (1973-2013)

Película póstuma: Fast & Furious 7 (James Wan, ¿2014?).

Pérdida todavía muy reciente, la muerte de Paul Walker en un accidente automovilístico ha dejado a la saga Fast & Furious sin uno de sus pilares y al director James Wan en una difícil posición. El rodaje de la séptima entrega ya estaba en marcha, pero debía reiniciarse después de Navidad. De momento, Universal ha decidido poner la producción en pausa, mientras se plantean si contar con Cody Walker, hermano de Paul y especialista, para rodar metraje que pueda escenificar la despedida de Brian O'Connor.

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