Juan José Campanella: "No sabía en qué lío me metía con 'Futbolín"

“Las computadoras son unas hijas de puta”, advierte Juan José Campanella (Buenos Aires, 1959). “Si las máquinas ganan finalmente al hombre la guerra estamos perdidos”. El director de El secreto de sus ojos sabe de lo que habla. En 2005, un lustro antes de que ganase el Oscar, arrancó Futbolín, su primera película de animación –“también la primera de este tipo que se hace en Argentina”–, pero no ha sido hasta este año que la ha podido completar. La explicación, más allá de la maldad intrínseca de los ordenadores, en una de esas frases a las que se agarran los futbolistas: “somos once contra once”. “En las películas de Pixar, fíjate, salen tres o cuatro personajes por plano”, explica Campanella. “En Futbolín hay 22 al mismo tiempo en muchos planos. Tengo amigos en DreamWorks que todavía me preguntan cómo fuimos capaces de sacar tanta gente a la vez”. Añádale a eso que renderizar cada fotograma llevaba alrededor de 10 horas, y que un segundo de película contiene 24 fotogramas; no cuesta entender que tras terminar la película el director se embarcase en un montaje teatral. “No quería ni siquiera agarrar un celular”.

Futbolín era en origen un proyecto pequeño, fruto del amor por la animación artesanal de Campanella. “Quería que fuese algo similar a El fantástico Sr. Fox o Número 9, pero vimos que podíamos competir con los grandes estudios y pensamos: ‘A la mierda, vamos a por todas’. No sabía en el lío en el que me estaba metiendo”.

Avalada por su éxito el verano pasado en Argentina –ashá se tituló Metegol y, más que un doblaje distinto, lo que se estrenará en España es “una nueva versión original”–, Campanella se obliga a recordar que “es una película para niños”. Especialmente si es un crítico el que está delante. “Uno escribió: ‘No es el Campanella de El secreto de sus ojos’. Vaya, descubrió la polvora. ¿No basta con ver el cartel para darse cuenta?”.

Diferencias a un lado, a ambas películas las conecta el factor futbolero, con esa memorable secuencia de Ricardo Darín recorriendo el estadio del Racing de Avellaneda. ¿Campanella es uno de esos locos por el balón? “Lo curioso es que no soy muy forofo. Me identifico con la épica del potrero [canchas improvisadas por los niños] y la pasión del hincha. ¿Viste en YouTube al Tano Pasman, ese abuelo que ve cómo River Plate desciende y maldice a su padre por haberle hecho del equipo? ¡Yo no siento esa pasión ni por el cine!”

En Futbolín, la historia de unos muñecos que salen de su cancha de madera para detener los planes urbanísticos de un futbolista engreído, no hay cameo del Tano, pero tampoco de Messi ni otros futbolistas, aunque el villano se mueva igual que Cristiano Ronaldo. “Ni siquiera queríamos que las camisetas recordasen a las de equipos reales”. Misión imposible: el modesto Aldosivi de Mar del Plata lleva la misma equipación. “Sólo hay un guiño, pero hay que ver la película cuatro veces para descubrirlo: hay unas nubes con la forma de la ‘mano de Dios’ que inmortalizó Maradona”.

Futbolín se estrena el viernes 20 de diciembre.

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