Los autores de los incendios intencionados (son un 22% del total) son de varios tipos. Está el pirómano, que es el que tiene una patología del comportamiento, siempre se arrepiente y «vuelve al lugar del incendio una vez lo ha causado»; el «descabezado», que es el que elimina ciertas formas de vegetación con el fuego, y el incendiario, la persona que «de forma consciente prende fuego al monte para destruirlo».
Para Paco, lo más fácil de investigar es el incendio causado por una hoguera, y lo más complicado, el originado por un rayo (el 27%), porque a veces provocan «incendios durmientes», que despiertan un día después.
Los pirómanos y sus manías
Paco lleva 12 años investigando incendios y sabría distinguir entre 1.000 colillas la que ha causado el fuego. Se ha topado con «un pirado» que le tenía manía a la zarzamora y lo primero que quemaba siempre era este matorral (por eso lo pillaron); otro que, tras ingresar en prisión, lo primero que hizo fue quemar la colchoneta de su celda, o la única pirómana detenida, que causó 32 fuegos en un verano con pastillas de barbacoa. Aunque, dice, «temo más a una tormenta seca que a todos los pirómanos juntos». Con Paco trabajan ocho agentes más que investigan sobre el terreno, hablan con los testigos...
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