Pánico (simulado) en el túnel

Un vagón de metro descarrila junto a la estación de Abando y provoca una veintena de heridos en un simulacro para probar la reacción y coordinación de los servicios de emergencias.
Los bomberos sacan a dos heridos en camillas especiales. Abajo, con el vagón siniestrado.
Los bomberos sacan a dos heridos en camillas especiales. Abajo, con el vagón siniestrado.
Luis Tejido/EFE
Los bomberos sacan a dos heridos en camillas especiales. Abajo, con el vagón siniestrado.
Al accidente prosigue una gran confusión. El vagón de metro, descarrilado en el interior del túnel, se ha convertido en un amasijo de hierros. Hay sangre por todos los lados y los lamentos de la veintena de heridos se funden con la histeria colectiva de los pasajeros.

La situación, el encierro en el interior de un túnel y a varios metros justo debajo de la ría bilbaína, sería una intensa sensación de agobio de no ser porque se trata de un simulacro de Metro Bilbao, organizado la madrugada de ayer  para probar la reacción de los servicios de emergencia. «Ayuda, por favor», grita una mujer, en el interior del vagón –un viejo autobús que hace las veces–, mientras oye llegar a los bomberos apenas 11 minutos después del siniestro.

Se trata de darle la mayor seriedad posible. «En una situación real, la vida de muchas personas depende de la coordinación de las emergencias», explica Jokin Burgo, sargento de los bomberos de Basauri. «Los que puedan andar, que bajen» emplaza un supervisor. A los cinco minutos llega el primer equipo de bomberos. Tras conectar una manguera de agua para sofocar un posible fuego, comienzan las tareas de salvamento. Las camillas, especialmente diseñadas para el metro, llegan por los raíles, empujadas también por bomberos. Los sanitarios acceden al vagón mientras en la estación de Abando se monta el campamento médico. Tras el diagnóstico de los sanitarios, se saca a los heridos más graves. Un lazo rojo en el brazo indica a los bomberos que deben actuar con urgencia. El tiempo pasa –entorno a una hora– hasta que se libera el vagón. Las ambulancias esperan fuera.

Campamento médico en Abando

No es la primera vez que las emergencias, con 140 personas implicadas, se enfrentan a un simulacro en el Metro. Pero la octava simulación de accidente fue diferente, más grave. Los bomberos tuvieron, primero, que cortar barras y asientos, cizalla en mano, para liberar a algunos de los heridos. Los servicios médicos, esta vez, montaron el campamento en la estación de Abando y el simulacro terminó dentro del hospital. Los ‘heridos’ fueron introducidos, incluso, en el quirófano para comprobar la reacción  de los hospitales de Basurto y Cruces.

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