Dimite el presidente de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos

Deja su puesto tanto por las conclusiones del informe hecho público recientemente por el Colegio de Médicos de Madrid como por que este estudio se haya efectuado al margen de la comisión que él presidía.

El presidente de la comisión, Miguel Casares,  explica en una entrevista que publica hoy el diario El País que considera "injusto" el informe.

El problema del Hospital de Leganés era ético
A su juicio, "el
problema de Leganés era
ético porque hay acuerdo en que
eran enfermos terminales que iban a morir en muy corto plazo" y defiende que "cuando el paciente sufre hay que tratarlo aunque conlleve riesgos que puedan llegar a ser mortales".

Arremete además en la entrevista contra la presidenta del Colegio de Médicos de Madrid, Juliana Fariñas, que a su juicio "está haciendo el caldo a una determinada ideología política".

Estuvo a favor de la actuación de Urgencias

El 12 de marzo de 2005, cuando se conocieron las denuncias por las citadas sedaciones en el Severo Ochoa, Miguel Casares avaló, en declaraciones a Efe, el procedimiento seguido en el servicio de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés, cuyo coordinador, Luis Montes, fue relevado por la Consejería madrileña de Sanidad tras recibir dos denuncias anónimas sobre "una supuesta mala praxis en la administración de fármacos".

Ya entonces afirmó que la sedación paliativa a enfermos agónicos terminales se practica en todos los hospitales y es un tratamiento "absolutamente consolidado y admitido desde el punto de vista técnico y ético".

El ahora dimitido conocía bien el caso, pues en septiembre de 2003 Luis Montes, en cuyo centro sanitario no existía comité deontológico, consultó al del vecino Hospital de Getafe, que aún preside Casares, sobre el proceso que llevaban a cabo con enfermos terminales oncológicos después de que se registraran en el hospital "algunas protestas de profesionales" sobre la sedación.

Defendió la sedación

Tras cuatro reuniones, el comité presidido por Casares emitió un informe que concluía que la sedación terminal a pacientes en situación agónica es una práctica perfectamente admitida desde el punto de vista técnico y un tratamiento médico adecuado y ético.

Esta práctica se efectúa en todas las unidades de cuidados paliativos y, en los hospitales donde no existen, como en el Severo Ochoa, las llevan a cabo otros profesionales.

El protocolo que se había diseñado en el hospital de Leganés, manifestó, "era correcto porque se informaba a la familia suficientemente, se tenía el consentimiento informado y se realizaba la sedación para resolver un problema de un paciente, que es la angustia, la agonía, la disnea, el dolor, en una situación en la que ya no hay esperanza porque se tiene una enfermedad mortal en hora o en días".

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