Camps pasa de estar a punto de ser expulsado de la sala a leer un libro sobre el Santo Job

'Uno tiene que ajustarse al sueldo que tiene' (Camps) o 'No se inquieten, que no vamos a ser invadidos' (Climent), frases más sonadas
Francisco Camps Leyendo El Libro En El Juicio
Francisco Camps Leyendo El Libro En El Juicio
EUROPA PRESS
Francisco Camps Leyendo El Libro En El Juicio

El expresidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps ha pasado de estar a punto de ser expulsado de la sala en la que se le ha juzgado por un delito de cohecho pasivo impropio —junto al exsecretario general del PPCV y diputado en las Corts, Ricardo Costa— a mostrar la más absoluta calma mientras leía un libro sobre el Santo Job con referencias al 'chivo expiatorio'. El título del ensayo, que tan solo llevó un día, era 'La ruta antigua de los hombres perversos'.

Camps afrontó sus primeros días de juicio con tranquilidad y saludando tanto a algunos periodistas como a los afines que se desplazaron hasta el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) para mostrarle su apoyo.

No obstante, el cansancio y la manera de conducir el juicio del magistrado presidente del jurado, Juan Climent, pronto comenzó a pasarle factura, y el día 27 de diciembre, en la tercera semana de vista, estalló. Fue en el momento en el que el magistrado estaba declarando impertinentes varias preguntas que formulaba su letrado, Javier Boix, a ex altos cargos y funcionarios de la Generalitat.

En concreto, Climent declaró impertinentes todas aquellas preguntas relativas a las adjudicaciones a Orange Market, puesto que recordó que en este procedimiento no se juzgaban estos hechos. Las consideraciones del magistrado enfadaron a Camps, quien se puso a hacer gestos y comentarios, un comportamiento que obligó a Climent a pedirle en un primer momento que guardase silencio, y al no hacerlo, a advertirle: "Señor Camps, guarde silencio o lo tendré que sacar de la sala. Si quiere hablar en privado con su abogado, hágalo despacito y que no lo oigamos nadie".

Al día siguiente Camps recibió otra 'regañina' de Climent, también cuando éste declaró impertinentes la mayoría de preguntas formuladas por su abogado a la que fue secretaria autonómica de Turismo en relación con las adjudicaciones de contratos a Orange Market. En esta ocasión, el juez le dijo: "Señor Camps, haga el favor de no hacer gestos a nadie y menos al testigo. Está usted ahí detrás pero le veo".

En esta misma jornada, Climent le volvió a llamar la atención, con lo que decidió cambiar de sitio a los acusados para poder verlos mejor, puesto que hasta ese momento se encontraban justo detrás de sus abogados y éstos les tapaban. A partir de este momento, Camps y Costa permanecieron una fila detrás de sus letrados pero desplazados hacia la derecha.

Pasaron varios días y parecía que Camps se había tranquilizado, pero ya en enero, el día 9, Climent le amonestó mientras declaraban ante el tribunal dos policías de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (Udef): "Señor Camps, ¿quiere dejar el móvil por favor? No me haga interrumpir otra vez", le indicó. Y al día siguiente más de lo mismo, pero por hacer gestos.

Tras estos toques de atención, Camps pasó a estar más relajado y tranquilo, e incluso en la sexta semana se llevó un libro sobre el Santo Job escrito por el antropólogo francés René Girard. En concreto, en este texto se analiza la historia la historia de Job en la Biblia y de cómo, tras perderlo todo, fue repudiado por los suyos. Asimismo, hace varias referencias al 'chivo expiatorio'.

Al respecto, Camps siempre ha mantenido que el único delito que ha cometido ha sido el de trabajar por la Comunitat y que los medios de comunicación, jueces y fiscales se habían confabulado contra él. Hubo una última advertencia, el 19 de enero, cuando el letrado de la acusación popular, Virgilio Latorre, leía su informe y el magistrado advirtió al expresidente que a ver si se iba a terminar el juicio expulsándole de la sala. "Si no le interesa, piense en otra cosa", le pidió.

Frases más sonadas

El juicio ha estado plagado de frases célebres, algunas de ellas pronunciadas por Camps, quien en su declaración ante el jurado dijo afirmaciones como 'Supongo que mis conciudadanos querrán que vaya bien vestido' —en referencia a los trajes que tenía que comprarse—; o 'Al final, uno tiene que ajustarse al sueldo que tiene' —se refería a que compró trajes en Milano porque se los dejaban a mitad de precio—.

Por su parte, la contable de Forever, Raquel Vázquez, aseveró que un 'hacker' se había introducido en su ordenador y pudo enviarle correos y borrarle otros. "Esto lo ha podido hacer el 'hacker'. Ha podido hacer cualquier cosa", aseveró. En relación a estos correos, el informático dejó por escrito otra frase llamativa: "si firmo esto, marcho de cabeza al trullo".

Asimismo, una de las cajeras de Forever, María Calero, indicó entre sonrisas y de forma irónica su único encuentro con Camps en la tienda. Ella dijo sobre el expresidente: "me dio la mano, las gracias y se fue" sin pagarle.

El juez también ha soltado a lo largo del juicio diferentes frases que han provocado hilaridad. La primera, cuando se refería al micrófono, al que apodó 'aparato reproductor de sonido'. Así, cuando a alguien no se le oía, le decía: 'por favor, ¿puede acercarse al aparato reproductor de sonido?'. La segunda, en el momento en que se celebraba una manifestación de farmacéuticos en el exterior del TSJCV, y quiso tranquilizar a la sala: "no se inquieten, que no vamos a ser invadidos".

Conversación más graciosa

Otras frases que han sido muy comentadas se recogían en una conversación que mantuvo 'El Bigotes' con Francisco Correa durante la noche del 21 al 22 de enero de 2009, en la que le informa de que el 'director de moda' José Tomás está citado a declarar en la Fiscalía, y en la que narra un intento de atraco que acababa de sufrir en la calle Colón de Valencia y que le hizo salir corriendo hasta su casa, situada en las proximidades.

'El Bigotes' inicia la conversación con un saludo a Correa, le hace algún comentario sobre que quiere hablar con él de "un putadón gigantesco" que le ha hecho "la Jordán" con "pac... con el curita" y, en un momento determinado, durante un breve espacio de tiempo no hay intercambio de palabras dado que el testigo se encuentra corriendo mientras se oye una motocicleta de fondo.

"Casi me atracan ahora mismo dos hijos de puta con la moto. Han intentado tirarme el teléfono", dice, al tiempo que subraya que en la calle "no hay ni dios". "Hola, ¿qué tal, buenas coches?", se dirige Álvaro Pérez a otra persona mientras sigue con la conversación.

"¿Te han cogido?, pregunta Correa. "No, me han entrado por detrás", explica 'El Bigotes'. ¿Y tú que has hecho?", le pregunta. "Quitarme tío. Lo que pasa es que van a dar la vuelta pero me han visto correr. Ya estoy en casa", a lo que su interlocutor contesta: "¡Qué cuidado hay que tener!. En fin. Lo siento, macho".

Apoyos entre el público

Entre los apoyos constantes que ha recibido Camps en el banquillo ocupado junto a Costa, se han contado los de la exconsellera de Cultura y diputada, Trini Miró, el presidente de las Corts, Juan Cotino, el de la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, y el del portavoz del PP en la Cámara autonómica, Rafael Blasco.

También se pasaron unos momentos por una de las sesiones las alcaldesas de Valencia, Rita Barberá, y de Alicante, Sonia Castedo, y el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, mientras que el primer edil de Castellón, Alfonso Bataller, estuvo igualmente en el juicio aunque de otra manera, ya que tuvo que comparecer como testigo al haber ocupado un alto cargo en la Conselleria de Sanidad, por lo que fue preguntado acerca de determinadas contratos que firmó en este departamento con Orange Market.

Fue en la última sesión del juicio cuando arroparon a los acusados en la lectura de los informes de las defensas también el exconseller de Economía y diputado en el Congreso Gerardo Camps y el exfutbolista del Valencia, Amadeo Carboni.

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