Barenboim garantiza la continuidad de su orquesta e insta a los políticos a decidir si mantienen la educación musical

"Hago lo que puedo para convertir la música en imprescindible", dice el maestro en un acto celebrado en la Fundación Juan March

El pianista y director de orquesta Daniel Barenboim ha garantizado este jueves que la Orquesta West-Eastern Divan, que fundó en 1999 junto a Edward Said, continuará independientemente de si las administraciones públicas deciden dejarla de subvencionar. El maestro argentino, con doble nacionalidad israelí-palestina, ha instado a los políticos a que decidan si quieren o no mantener la financiación de proyectos sobre educación musical.

En un acto celebrado en la Fundación Juan March que ha servido para que Barenboim dialogara con el periodista Jesús Ruiz Mantilla sobre su "autobiografía intelectual" —algo que, en una de sus bromas, ha dicho que no sabe lo que es—, el músico ha respondido a una pregunta de una madre de una violinista de su orquesta, preocupada por la continuidad del proyecto ante las informaciones que apuntan a que la Junta de Andalucía puede dejar de subvencionar la Fundación Pública Barenboim-Said.

"La Junta está llorando miserias, como todas las administraciones", ha explicado, "pero si reduce el presupuesto no afectará al Diván sino a las actividades musicales en Andalucía". "El Diván seguirá existiendo con participación española pase lo que pase con la Junta de Andalucía", ha añadido antes de dirigirse directamente al Gobierno español: "Si el Gobierno dice que no le interesa el Medio Oriente que lo diga claramente".

En un posterior coloquio con periodistas, Barenboim ha explicado que no le preocupa qué partido gane en Andalucía o en cualquier otra administración. "La fundación no está ligada a un partido u otro", ha dicho antes de insistir en que son éstos los que tienen que decidir si quieren mantener la financiación para proyectos de educación musical para israelíes y palestinos, que es donde, ha especificado, se invierte la mayor parte de esas ayudas.

Desde el ámbito político, y teniendo en cuenta que se hacía un repaso a su vida y obra, no ha faltado la referencia al conflicto entre Israel y Palestina. Ha negado que su Orquesta Diván, compuesta por músicos hebreos y árabes, haga política con la música —que "no tolera que se utilice para otros fines", ha dicho, aunque luego ha reconocido que ésta puede ser "subversiva"— y ha explicado que lo que intenta es demostrar la solución a este conflicto pasa por el entendimiento mutuo. "La solución es que vivan juntos y no de espaldas, no hay otro remedio", ha resumido.

Alegato a favor de la música

"Hago lo que puedo para volver a convertir la música en imprescindible", ha defendido un Barenboim ciertamente molesto por lo que considera una "falta de sinceridad y honestidad" de los políticos. "La música no forma parte de la educación normal", ha argumentado, "ellos dicen que la música y la cultura cuesta demasiado porque no hay suficiente gente interesada, pero son los políticos la que la convierten en elitista".

Con 69 años, Barenboim mantiene un ritmo de trabajo altísimo y siempre entregado a la causa de hacer que la música "no sea vivida desde una torre de marfil". En una lección de naturalidad, ha asegurado que huye de los ritos antes de sus actuaciones y que la condición indispensable para adentrarse con en la música es la "concentración", algo que ha calificado de fundamental para cualquier ámbito de la vida.

En todo momento abierto a la broma, Barenboim ha concedido que se siente argentino en lo futbolístico, europeo y algo americano en lo musical, italo-hindú en lo gastronómico. "Y en lo que se refiere a las mujeres", ha terciado, "sin límite de nacionalidad ni edad".

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