De nuevo las cláusulas de las hipotecas, su letra pequeña, es noticia. En realidad no ha dejado de serlo en los últimos dos años. Concretamente, las llamadas cláusulas suelo. Una nueva sentencia ha declarado esta cláusula en la hipoteca de un malagueño.

El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Málaga ha condenado al BBVA a eliminar la cláusula de suelo, que establece un límite mínimo a la variación del tipo de interés, en un contrato de préstamo hipotecario, y a devolver a los demandantes las cantidades pagadas en exceso por la aplicación de esta disposición.

La sentencia califica de "abusiva" la cláusula en un contrato suscrito por las partes en enero de 2006, y señala que su inclusión es "fruto de una actuación contraria a la buena fe", por lo que la declara nula.

En los fundamentos de derecho, la magistrada señala que la cláusula de suelo tiene el carácter de condición general de la contratación, pues ha sido impuesta sin negociación individualizada. Además, indica que la información sobre las limitaciones de la variación del tipo de interés se entregó a los consumidores un día antes de la firma de la escritura de la vivienda.

En cuanto a la inclusión en el contrato también de cláusulas de techo (de interés máximo aplicable), la juez considera evidente que se produce un desequilibrio, puesto que mientras la cláusula de suelo se ha activado en varias ocasiones durante la vida del préstamo, la de techo (15%) queda "muy lejos" del máximo alcanzado por el euríbor, el 5,5%.

La sentencia condena a BBVA a pagar 1.639 euros, más intereses, así como las cantidades que los clientes hayan abonado en aplicación de dicha cláusula hasta la resolución judicial.

Según la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios (Ausbanc), la aplicación de la cláusula de suelo es la principal "responsable" de que la progresiva reducción del euríbor –habitual índice de referencia en las hipotecas a tipo variable– no haya supuesto una bajada generalizada en las cuotas mensuales.

Las cláusulas suelo de los préstamos hipotecarios fijan un límite a la bajada de los tipos de interés sin prever en el contrato un límite para la subida de los mismos.

Las entidades bancarias ponen un "suelo" a sus contratos y, para que no sea descaradamente abusivo, un "techo" (tipo máximo del que no podrá subir), pero éste es tan alto que es ficticio ya que es casi imposible que alcance esos márgenes: 10 o 12%.