Las franjas de edad con mayor siniestralidad se encuentran entre los seis meses y los dos años –cuando comienzan a gatear– y desde los 11 hasta los 13 años –cuando el niño comienza a usar la bicicleta y a salir más a la calle.
El tiempo es también un factor de influencia en este campo. En el verano, los niños tienen más tiempo libre y, proporcionalmente, también crecen sus lesiones.
Tapones y traumatismos
En cuanto al tipo de lesiones, según el servicio de la UCI pediátrica del Hospital Clínico de Santiago, los traumatismos son la dolencia más frecuente, provocados por caídas en un 30% de los casos.
Además, en los centros hospitalarios de Galicia, las heridas, intoxicaciones, aspiraciones de cuerpos extraños y quemaduras están a la orden del día.
Pero aún se puede ir más allá. Los médicos encuentran a menudo pilas de botón, tapones de bolígrafo o alfileres en el estómago de los pequeños. Y es que los médicos gallegos han llegado incluso a extraer un pin del Deportivo de la Coruña del esófago de un niño de tres años.
La mitad se puede prevenir
Los profesionales médicos consideran que los accidentes que provocan la mayor parte de las lesiones se pueden prevenir en el 50% de los casos. Para ello recomiendan rotular bien las botellas de agua para diferenciarlas de otras en las que se guarden sustancias tóxicas y no dejar al alcance de los niños utensilios potencialmente peligrosos.
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