El poeta Félix Grande: "Las crisis hacen crecer al lenguaje"

  • 'Libro de familia', uno de sus poemarios más libres, reúne los pilares de su vida.
  • Alterna el verso libre, el soneto o la silva, con la prosa nacida del eco de una tos.
  • "Debería ser delito prostituir una palabra, algo que está de moda en estos tiempos".
Félix Grande llevaba sin escribir poesía más de 40 años, pero una tarde el sonido de la tos de su mujer despertó su voz dormida.
Félix Grande llevaba sin escribir poesía más de 40 años, pero una tarde el sonido de la tos de su mujer despertó su voz dormida.
EFE
Félix Grande llevaba sin escribir poesía más de 40 años, pero una tarde el sonido de la tos de su mujer despertó su voz dormida.

Félix Grande llevaba sin escribir poesía más de 40 años, pero una tarde el sonido de la tos de su mujer, la también poeta Francisca Aguirre, despertó su voz dormida. Y desde ese momento comenzó a tejer Libro de familia, uno de sus poemarios más libres, que reúne los pilares básicos de su vida.

Pilares que no son otros que su infancia, su madre, su mujer, el padre de Francisca Aguirre, uno de los últimos ejecutados a garrote vil por el franquismo, el pintor Lorenzo Aguirre; la música, Bach y el flamenco, y Antonio Machado y Cesar Vallejo.

Estos son algunos de los puntos donde descansa un poemario muy libre, sin miramientos ni concesiones, donde alterna el verso libre, el soneto o la silva, con la prosa, nacido al eco de ese simbólico sonido de una tos provocada por una crisis.

Una idea que le lleva al poeta a decir que "las crisis hacen crecer al lenguaje. Aunque ojalá no crezca tanto el lenguaje para que no continúe la crisis", precisa con ironía.

"Cuando me di cuenta de que la poesía había llamado a mi puerta, la dejé entrar y cerré el cerrojo y me sentí extraordinariamente libre y libertario para escribir", explica Grande, nacido en Mérida pero criado en Tomelloso y madrileño de adopción.

Poeta y flamenco

Galardonado con todos los premios posibles, entre ellos, el Nacional de las Letras, el Nacional de Poesía, Medalla de Oro de Castilla la Mancha, o Nacional de Flamencología, porque Grande por encima de todo es poeta y flamenco, aunque para muchos estas dos palabras puedan ser la misa cosa.

"Me enamoré de la guitarra -continúa- y estuve a punto de ser guitarrista hasta que llegó Paco de Lucía, dio una patada al suelo, y nos fuimos los aficionados a la cuneta". Pero desde entonces Grande se ha convertido en uno de los máximos expertos y defensores del flamenco, con un libro canónico a su espalda, "Historia del flamenco".

Así, por este poemario pasa la música y un poema determinante y estremecedor en la vida del escritor. El dedicado a su madre.

"Mi madre -explica el poeta- ha sido una llaga que he tenido toda mi vida -cuyo epicentro está en la Guerra Civil- hasta prácticamente un par de años, cuando fui al cementerio a la tumba de mis padres y me di cuenta de que me temblaban las rodillas y me dije que sí, que en ese momento se estaba produciendo la reconciliación definitiva, y pude escribir el poema unos meses después".

También están en estas páginas Antonio Machado, Cesar Vallejo y los poetas "anónimos e iletrados o, sin eufemismos, los analfabetos, que han conformado el suelo por donde piso".

Un poemario de una pieza donde la palabra poética está bruñida sin odio, sin rencor, con belleza, experiencia y memoria, "sin preservativo", como dice el propio autor, y con un infinito amor al lenguaje.

"Hay gente que prostituye el lenguaje y esto no está penado, pero es gravísimo, porque el lenguaje tiene una carga de inocencia y nos ha ayudado tanto durante tantos milenios, que debería ser delito prostituir una palabra, algo que está desgraciadamente de moda en estos tiempos", concluye.

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