Prácticamente retirado del mundo del doblaje y entregado al teatro, Ramón Langa afronta este personaje tan clásico como perturbador.

¿Qué clase de Drácula encontramos en esta versión?

He tratado de hacer un Drácula económico, sobrio, educado, muy caballeroso y aparentemente inofensivo, para crear un contraste con lo que ocurre después.

¿Es un reto interpretar un personaje tan conocido?

Todos los personajes son un reto y es cierto que hay mil versiones de Drácula, pero estoy muy tranquilo, porque hemos hecho más de 20 funciones por toda España y la gente ha salido incluso asustada del teatro.

¿El teatro es un lujo o una necesidad en tiempos de crisis?

El teatro es un dinero muy bien gastado, vale lo mismo que una copa, y la gente se toma cuatro en una noche. Lo importante es que el público se relaje y se olvide de sus problemas cotidianos. Es una medicina en tiempos de crisis.

Los vampiros nunca mueren, y en estos tiempos parecen más actuales que nunca, ¿no es cierto?

Sí es cierto que desde hace un tiempo se vive un boom con Crepúsculo y las series de vampiros, pero la verdad es que la actualidad reside en que vivimos en un sistema vampírico.

¿Quiénes son los chupasangres de hoy en día?

Los banqueros, los grandes financieros, los políticos... Sí, hay mucho vampiro.

Muchos le conocen por poner voz a Bruce Willis, pero pocos sabrán que trabajó en Conan.

Sí, sí (risas). Salí diciendo una frase. Era un tío que iba con el ejército de los malos y gritaba: "¡Infieles, matadle!". Tenía 21 años entonces. Después fue cuando me metí en el doblaje.

¿Le cansa que le recuerden siempre lo de Bruce Willis?

Yo creo que la gente ya me conoce la cara. Y ahora ya sin abrir la boca me dicen por la calle: "¡Adiós, Bruce!". ¿Qué le vamos a hacer?

¿Tiene en previsión alguna serie o película?

Sí, de hecho acaba de estrenarse la serie La fuga, donde he trabajado.