Un grupo de enfermos de depresión montan un grupo de autoayuda sin recurrir a médicos

  • La depresión asusta a la sociedad más que el cáncer.
  • Lo dicen los propios enfermos.
  • A este mal lo sufren 1.500.000 personas en España.
Desde la izquierda, Asunción, José María, Josefina, Celia (de espaldas) y Pepe, enfermos de depresión.
Desde la izquierda, Asunción, José María, Josefina, Celia (de espaldas) y Pepe, enfermos de depresión.
Sergio González
Desde la izquierda, Asunción, José María, Josefina, Celia (de espaldas) y Pepe, enfermos de depresión.
"Gran parte de mi vida ha sido a media luz, con la niebla dentro". La frase, que para algunos podría pasar por un lema romántico, no tiene belleza alguna para Celia: desde los 25 años –ahora tiene 52– sufre una depresión.
Gran parte de mi vida ha sido a media luz, con la niebla dentro

Superó un cáncer de mama con metástasis y tiene claro qué prefiere: «Con el cáncer me sentí apoyada, querida. Con la depresión agobias a los demás. La gente acaba huyendo de ti».

Celia propone un nombre ficticio y no quiere dar la cara en las fotos.

Lleva la tristeza en la mirada (una hondura opaca en los ojos) y en la postura de los hombros (caídos, protegiendo el pecho).

La depresión arruinó su matrimonio y está entregada: «Te haces a ello: las recaídas, los años y años tomando medicación, las oportunidades perdidas, el sentimiento de culpa por ser una carga para los tuyos... Si me parase a pensarlo me derrumbaría».

No está sola en el camino sobre brasas de esa profunda derrota anímica y de la voluntad.

Mientras usted lee, 1.500.000 españoles están enfermos de una dolorosa patología que le puede tocar a cualquiera: el 89% de la población sufre algún episodio durante su vida.

«Los periodos malos siempre han sido más largos que los buenos»: José María lleva enfermo más de media vida, sometido por crisis en las que sólo desea «soledad, soledad y soledad».

Cayó por primera vez a los 27 años, y ahora tiene 59. En 2005 le dieron la incapacidad laboral definitiva.

Si tuviese que desearle mal a alguien, le desearía una depresión

«Si tuviese que desearle mal a alguien, le desearía una depresión», dice con un deje de melancolía.

Josefina tiene 65 años, es ama de casa y tiene tres hijos.

También insiste en la profundidad del mal: «No quieres que amanezca, pero tampoco que se haga de noche. Todo es negativo y me siento nula, nula, perdida».

Se ayudan entre sí

Cada semana se reunen para ayudarse en un local cedido por un hospital, pero sin médicos por medio.

Es una iniciativa de Alianza para la Depresión, que ha atendido a 7.000 personas en 20 años. Josefina encuentra aquí lo que no ha recibido en ningún otro lugar: «¡Es una felicidad tan grande que me pasen un brazo por el hombro! Nadie me había escuchado nunca, tampoco los médicos».

Muchos todavía nos acusan de tener mucho cuento y nos invitan a animarnos. ¡Qué más quisiera yo que estar animado!

Son combativos al criticar la banalización pública de la enfermedad que padecen. «Las cosas cambian, pero despacio. Muchos todavía nos acusan de tener mucho cuento y nos invitan a animarnos. ¡Qué más quisiera yo que estar animado! ¡Qué más quisiera!», dice Pepe, que ha tenido seis parejas, varias crisis y sólo ha experimentado «un año de estabilidad» en los 60 que ha vivido.

DEFINICIÓN: Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es un trastorno mental caracterizado por un estado de ánimo bajo y pérdida de interés.

PRINCIPALMENTE URBANA: «Las culturas urbanas son insolidarias, no intercambian afecto», dice el psiquiatra Manuel Trujillo.

NUEVAS FORMAS

‘Infoxicación’: Los chicos enganchados a Internet, «incapaces de tener relaciones reales, pero chateando desde la profunda soledad de su habitación», dice Eduardo García-Camba, jefe de psiquiatría del Hospital de La Princesa (Madrid).

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