El estadounidense de origen iraní Amir Mirzaei Hekmati -nacido en Arizona-, que confesó ante la televisión iraní que trabajaba para la CIA, fue condenado este lunes a muerte por un tribunal de Teherán, según ha informado la agencia local de noticias iraní Fars.

El tribunal había dejado este caso visto para sentencia el pasado 2 de enero. Las autoridades iraníes alegan que Hekmati entró en el país para infiltrarse en su servicio de inteligencia por encargo de la CIA y así acusar a Irán de estar involucrado en actividades terroristas. Las fuerzas de seguridad lo detuvieron a mediados de diciembre.

Hekmati había sido detectado por los servicios de inteligencia iraníes en la base de Bagram que Estados Unidos tiene en Afganistán y posteriormente fue detenido.

La portavoz del Departamento de Estado de EE UU, Victoria Nuland, negó en varias ocasiones que Hekmati sea un agente de los servicios de inteligencia de su país. Igualmente, pidió a finales del mes pasado su puesta en libertad.

El caso de Hekmati es uno de los puntos de tensión entre Irán y EE UU que han surgido en los últimos meses, que tienen como punto principal el programa nuclear de la república islámica y que mantienen una calma tensa, con algunos rumores que no descartan una intervención armada.

Irán probó recientemente en el Golfo Pérsico lo que provocó distintos movimientos tácticos en la zona de EE UU y Reino Unido; precisamente, el asalto de una turba incontrolada a la embajada de este último país desató una agria tensión internacional a finales de noviembre. Teherán también afirmó haber derribado un avión de EE UU que sobrevolaba el país, hecho que Washington negó.

EE UU también acusó el año pasado a Irán de liderar una trama terrorista que tenía como objetivo al embajador saudí en Washington. En ese caso, fue Teherán el que aseguró que la acusación era un montaje.