Sarah Smith: "Es absurdo creer que los niños viven en otro mundo, tienen emociones"

  • Es la directora de 'Arthur Christmas: Operación Regalo', película sobre los secretos de Santa Claus
  • "Las Navidades tienen una parte muy dura, aunque en el fondo nos gustan a todos".
Nació en Gran Bretaña. Estudio en Oxford, trabajó en la BBC, colaboró con Michael Moore y este es su primer largometraje.
Nació en Gran Bretaña. Estudio en Oxford, trabajó en la BBC, colaboró con Michael Moore y este es su primer largometraje.
SONY PICTURES
Nació en Gran Bretaña. Estudio en Oxford, trabajó en la BBC, colaboró con Michael Moore y este es su primer largometraje.

Los estudios Aardman (creadores de Wallace y Gromit y Evasión en la granja) regresan con una película familiar sobre cómo Santa Claus logra hacer felices a millones de niños. Ya está en cartel y es uno de los éxitos navideños.

¿Qué sintió la primera vez que vio terminada la película?

Fueron seis años de trabajo, así que no soy objetiva: me parece adorable. Estoy feliz y orgullosa con el resultado.

Seis años es mucho tiempo.

¡Una locura! Trabajar en cada detalle, definir la historia, decidir el resultado final... Una locura, pero maravillosa.

Es su primer largo de animación: ¿cuál fue el principal reto?

Todo el proceso es duro y exige un aprendizaje continuo. Lo más complicado de la animación es que todo está muy conectado: has de tener la historia cuajada para facilitar el trabajo de los animadores. Y has de aprender a delegar: buscar un equipo de colaboradores muy brillante.

¿Hasta qué punto el director tiene el control de un proyecto así?

Por un lado quieres estar encima de todo, pero corres el riesgo de volverte loca. Lo aprendí en el diseño de personajes: había tantas opiniones dispares que intentar satisfacerlas todas era imposible. Por eso tienes que confiar mucho en los demás, y estar pendiente de los pequeños detalles que harán la historia maravillosa.

¿Cómo se hace una película original sobre las Navidades?

Al escribir el guión nos hacíamos una pregunta: ¿Qué infraestructura necesita Santa Claus para repartir millones de regalos? Había que contestarla y transmitírselo a los niños. Así que acabamos planteando, casi, una operación militar, pero sin perder la esencia navideña. Además, hay que construir un mundo nuevo: es muy orgánico y satisfactorio ver cómo crece y todo encaja en él.

¿Le gustan las Navidades?

Sí. Creo que aunque muchos se empeñen en decir lo contrario, a todos nos gustan. El problema es que también tienen una parte dura: aprendemos a sentir que crecemos, que nos hacemos mayores... Me encantaban de pequeña, tuve mi crisis navideña un poco más tarde, y ahora que tengo una hija de dos años vuelven a resultarme mágicas y excitantes.

¿Tuvo una hija mientras dirigía la película?

Sí. Y si hacer una película así ya es una locura, imagínate si encima tienes una panza enorme... La gente organizaba reuniones a mi alrededor mientras estaba a punto de explotar, pero también facilitó que todos quisieran ayudarme.

¿Cómo son los niños de ahora?

Les gustan más o menos las mismas cosas que siempre: adentrarse en mundos complejos y muy imaginativos, las historias divertidas y emocionantes... Yo adoraba películas como El Libro de la Selva o Bambi, y creo que ese tipo de cine es eterno. ¿Por qué? Porque habla de cosas que a los niños también les afectan: el miedo a perder amigos o familiares, el temor a hacerte mayor... Es absurdo pensar que los niños viven en otro mundo: tienen emociones muy poderosas, las mismas que los adultos. ¿El mayor cambio? Que visualmente ahora son muy sofisticados. Han visto mucho cine de adultos y de acción, y por eso la estética ha de ser muy sofisticada.

¿Cómo es trabajar en los estudios Aardman?

Es un lugar maravilloso. Sobre todo a la hora de crear personajes, te conceden mucha libertad. Creen en la visión del director, pero también te protegen. Eso era lo más satisfactorio: sentirme libre y arropada al mismo tiempo.

Defíname a Arthur, el personaje principal de la película.

Es como el benjamín de cualquier familia: a veces se siente rechazado y cuando todos hablan de cosas maduras su opinión no cuenta. Pero no le importa, porque es entusiasta, emocional, generoso y muy apasionado. ¡Me fue fácil identificarme con él!

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