Casa Aloma, como les gusta llamarla a sus dueños, es un apartamento de 45 metros cuadrados situado en el barrio de Tirso de Molina, en pleno centro de Madrid. El piso, heredado de la abuela, ha sido reformado totalmente para conseguir un espacio diáfano, en el que predomina la limpieza de líneas propia del minimalismo.
El contraste de blanco y negro, imprescindible en este estilo decorativo, queda patente en las paredes y el mobiliario, así como en la cocina, con armarios blancos de vidrio templado.
Esta combinación sólo se rompe con la presencia del verde y el naranja, tonos pastel que aportan, junto con la madera del suelo, calidez al conjunto.
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