La madre de la niña que murió por presunta negligencia médica en 2005 abandona la huelga de hambre

José Manuel Borrero "se compromete" a estudiar el "retraso excesivo" de la fijación de la fecha del juicio por la muerte de su hija

Elena Masera, la madre de Ch.L.M., una niña de ocho años de edad que ingresó en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva el 24 de diciembre de 2005 aquejada de una apendicitis y que falleció tres días después a causa de una mortal infección, ha abandonado la huelga de hambre que inició este sábado por la mañana para reclamar que se ponga fecha a dicho juicio al entender que "han pasado muchos años sin saber nada del caso" después de que el juez decano de Huelva, José Manuel Borrero, la visitase este sábado y se comprometiera a "hacer lo posible" por "agilizar" dicho procedimiento, que, a su juicio, acumula un "retraso excesivo".

Así lo ha señalado, en declaraciones a Europa Press, Elena Masera, quien ha precisado que dicho encuentro se produjo alrededor de las 16,00 horas de este sábado, unas siete horas después de que ella hubiera iniciado en las inmediaciones de la Audiencia Provincial de Huelva la referida huelga a las 9,00 horas, coincidiendo con el sexto aniversario de la muerte de la pequeña.

De esta manera, según ha explicado Masera, el magistrado decano se acercó a ella "a título personal", y le manifestó que "no tenía conocimiento" de su caso, que estaba acumulando, en su opinión, un retraso "excesivo".

Al hilo de ello, siempre según la versión de la madre de esta niña, Borrero le pidió a Masera que este martes le enviara documentación al respecto para poderse informar de este caso y ver "a qué obedecía el retraso", así como "se comprometió" a "hacer lo posible por agilizar" el procedimiento para que la fecha del juicio se fije "cuanto antes".

Ante ese compromiso, la madre de la pequeña fallecida decidió abandonar la huelga de hambre porque "confía en él", y le trasladará a Borrero la documentación solicitada este martes.

En este sentido, Masera se ha mostrado "tranquila" y "satisfecha" con el devenir de los acontecimientos, que le llevaron a abandonar la huelga de hambre el mismo día de su inicio, si bien no ha descartado retomar dicha iniciativa si la fijación de la fecha del juicio continúa demorándose.

Por su parte, fuentes de la Fiscalía han asegurado a Europa Press que el caso ya ha sido asignado al Juzgado de lo Penal número 1, el cual está pendiente de resolver sobre las pruebas y poner fecha al juicio.

Cuatro médicos imputados

El pasado mes de abril, el Juzgado de Instrucción número 2 de Huelva imputó a cuatro médicos del Hospital Juan Ramón Jiménez por un presunto delito de homicidio por imprudencia profesional, tras la muerte de la pequeña.

Cuando sucedieron los hechos, en diciembre de 2005, la familia de la niña presentó una denuncia en el citado juzgado con el fin de que se investigara esta presunta negligencia en la muerte de la menor, que ingresó el 24 de diciembre aquejada de una apendicitis y falleció tres días después a causa de una mortal infección.

En esas fechas, en declaraciones a Europa Press, la madre de la menor, Elena Masera, lamentó que, a pesar de que su hija "se quejaba de fuertes dolores en la tripa y tenía fiebres muy altas tras una operación de apendicitis que los médicos calificaron de normal, los facultativos no hicieron nada por determinar el origen de estos síntomas, que desembocaron en su muerte".

Según relató, la niña ingresó en el Juan Ramón Jiménez el 24 de diciembre de 2005 aquejada de una apendicitis de la que fue intervenida ese mismo día, aunque al día siguiente "comenzó a tener vómitos y diarreas, mientras la fiebre con la que ingresó tampoco remitía".

La madre de la menor fallecida comentó que, a pesar de su intranquilidad y de su llamada a los médicos, "éstos insistían en que se trataba de un cuadro médico normal de un postoperatorio, que se había visto agravado por una gastroenteritis, sin que le hicieran ningún tipo de pruebas, a pesar de que se pasaban a ver a la niña a la habitación".

"amaneció morada y muy débil"

Esta situación se fue agravando, según apuntó Masera, hasta el día 27 por la mañana, en que, "después de dos noches sin dormir por los fuertes dolores y a pesar de los calmantes que le habían puesto, la pequeña amaneció morada y muy débil, por lo que fue trasladada de urgencia a la UCI, donde murió horas más tardes sin que los médicos pudieran hacer nada por reanimarla de una parada cardiaca originada por la infección".

La madre de la menor apuntó que los médicos le dijeron que la afección de la pequeña había derivado en una peritonitis que había infectado a la niña, de forma que "la inflamación que presentaba en la tripa se debía al pus de la infección".

En este sentido, Elena Masera justificó la denuncia presentada argumentando que "una simple radiografía para determinar el origen de la fiebre y las dolencias habría salvado la vida de mi hija" y añadió que, "si los médicos consideraron que esta reacción podría darse, no entiendo cómo no se controló el proceso de recuperación de mi hija, máxime cuando presentaba unos síntomas que se iban agravando y de los que tuvieron constancia en todo momento".

La madre, CONDENADA

Por otro lado, el pasado mes de octubre, el Juzgado de Instrucción número 1 de Huelva condenó a Masera a pagar una multa de 150 euros por una falta de lesiones y otra de 100 euros por una falta de amenazas, así como tendrá a pagar una indemnización de 264 euros a una celadora del citado centro que la denunció por los hechos. Una situación que lamenta Masera porque "para esto sí se da prisa la justicia y para el caso de mi hija no", ha concluido.

Según reza en la sentencia, se declara probado que el día 13 de diciembre de 2006 sobre las 19,30 horas los denunciantes se encontraban prestando servicios profesionales en el Hospital Juan Ramón Jiménez, cuando se personó la denunciada, llamó a la puerta y le abrió la celadora, la cual le dijo que allí no podía estar, respondiendo Masera "de manera violenta dándole una torta en la cara y un golpe en el codo".

Por todo ello, tuvo que salir en su auxilio el otro denunciante, que intentó tranquilizar a Elena Masera, la que le dijo que eran "unos asesinos que habían matado a su hija".

Por su parte, la denunciada explicó en el juicio que "ese día se personó en el hospital y que llevaba una cestita de bombones con una carta en alusión a los bombones que su hija no se pudo comer y que pensaba irónicamente felicitar al personal sanitario, momento en el que perdió los papeles y tiró la cesta". Del mismo modo, explicó que lo quería era "hacer algo sutil, pero no violento y todo ello como consecuencia del fallecimiento el año anterior de su hija por una negligencia médica".

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