Poco a poco se van conociendo los detalles de la estructura del nuevo Gobierno. Una cosa está clara: la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ("Sorayita la superministra", como la bautizaron en corrillos algunos dirigentes populares) va a acumular muchísimo poder. Mariano Rajoy ha depositado toda su confianza en ella y la coordinación del Ejecutivo.
Este jueves por la tarde Rajoy y Soraya se reunieron para perfilar los nombres de los 24 secretarios de Estado (el segundo escalón del Gobierno), ocho de los cuales se han conocido este viernes. Y este jueves también se confirmó, como ya adelantó 20 minutos, que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) dependerá de Presidencia, es decir, de Soraya, cuando siempre lo ha hecho del ministro de Defensa.
Del CNI (los servicios secretos) depende gran parte de la lucha antiterrorista, la menos conocida. Y es que Soraya también va a coordinar la política antiterrorista del Gobierno, la que va a tener que gestionar la disolución de ETA. Soraya, que solo tiene que rendir cuentas a Rajoy, trabajará con los ministros de Interior y Justicia para coordinar este área, uno de los ejes más complicados.
La vicepresidenta, escoltada por Rajoy y seis ministros (lo que demuestra su poder) prometió tras su toma de posesión esfuerzo, humildad, diálogo y moderación. Las nuevas caras del Ejecutivo revelaron algunas de sus políticas en sus actos de presentación.
El titular de Interior, Jorge Fernández, afirmó que el anuncio definitivo de cese de la violencia por parte de ETA es "insuficiente" y que no va a ver gestos con la banda. Fernández aseguró que Instituciones Penitenciarias seguirá en manos de Interior, ya que se había rumoreado su posible traspaso al Ministerio de Justicia.
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