Una diminuta 'Caperucita Roja' consigue el Premio Dragón Ilustrado 2011 para Adolfo Serra

  • La obra ensalza el papel del lobo y resta protagonismo a la niñita de la capa roja.
  • Las ilustraciones del cuento trasmiten "miedo, curiosidad o inocencia".
  • Serrá estudió Publicidad, pero pronto volvió a su pasión de la infancia: dibujar.
El ilustrador turolense lleva a la protagonista del popular cuento a meterse, literalmente, en la boca del lobo.
El ilustrador turolense lleva a la protagonista del popular cuento a meterse, literalmente, en la boca del lobo.
adolfoserra.blogspot.com
El ilustrador turolense lleva a la protagonista del popular cuento a meterse, literalmente, en la boca del lobo.

Adolfo Serra (Teruel, 1980) ha obtenido el Premio Dragón Ilustrado 2011, de reciente creación, por su álbum Caperucita Roja (Narval Editores) donde el ilustrador turolense lleva a la protagonista del popular cuento a meterse, literalmente, en la boca del lobo.

El Premio Dragón Ilustrado 2011 ha surgido como culminación de los encuentros Las semanas de la ilustración, en las que profesionales como Alfonso Ruano, Rafa Vivas, Emilio Urberuaga, Antonio Ventura o Mónica Gutiérrez han charlado sobre su obra y la forma de abordar esta versión literaria.

Tras esas jornadas, la librería El Dragón Lector ha decidido crear un premio al álbum ilustrado que haya destacado durante el año que finaliza, que en este caso ha recaído en Adolfo Serra, a quien se le hará entrega del galardón este miércoles.

En Caperucita Roja, el autor ensalza el papel del lobo feroz y resta protagonismo a la simpática y dulce niña de la capa roja, reduciéndola a un ser pequeñito que, involuntariamente, se adentra más y más en un bosque que resulta ser el pelaje de un inquietante lobo.

El clásico literario hecho pinceladas

En el álbum, sin una sola palabra de texto, Adolfo Serra traza ya desde la primera página un acechante lobo cuya peluda cola atraviesa la casa de Caperucita.

Las imágenes, según relató el ilustrador, le sirven para hablar metafóricamente de lo que a él le ha transmitido siempre el cuento clásico: "Miedo, incertidumbre, curiosidad, inocencia y la permanente lucha del bien y el mal, de la verdad y el engaño".

Serrá estudió Publicidad y Relaciones Públicas, pero pronto volvió a su pasión de la infancia: dibujar. Retomó los lápices y las acuarelas en la Escuela de Arte 10. Desde entonces su mesa se ha llenado de colores, papeles y texturas y el resto está por escribir o, mejor dicho, ilustrar.

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