El Edificio Botines, sede de Caja España-Caja Duero en León capital, acogerá desde mañana un belén monumental de papel maché y la exposición 'Los sueños de la infancia'.

Ambos podrán visitarse hasta el próximo día 8 de enero de 2012, en horario de 12.00 a 14.00 horas por las mañanas y de 18.00 a 21.00 horas por las tardes, aunque permanecerá cerrado durante las tardes de los días 24 y 31 de diciembre, den la jornada de Navidad y el 1 de enero.

Además, en el Edificio Botines continúa abierta la exposición 'Diosas del campo. La mujer rural en la colección artística de Caja España-Duero', que puede visitarse en la planta principal y la sala de exposiciones del edificio.

El belén monumental que se mostrará desde mañana consta de 15 piezas realizadas artesanalmente en papel maché modelado. Las figuras tienen unas dimensiones "casi humanas", con un metro de altura y han sido realizadas por el colectivo de artistas de la 'Factoría de diversión'.

Las piezas están creadas a partir de un cuerpo de alambre rígido que permite dotarlas de movimiento. Por fuera, su cuerpo se viste de vivos colores y vestimentas hiperrealistas que acompañadas de todo tipo de objetos para crear el personaje.

De esta manera, cada uno de los elementos que componen el belén es "único", como si hubiera sido atrapado en un momento que nunca volverá, según ha informado Caja España-Caja Duero en una nota recogida por Europa Press.

El belén se complementa con una exposición de figuras realizadas de la misma forma, que busca llevar al visitante hasta los lugares típicos de la infancia, que regresan en forma de recuerdos.

Un curioso mundo de imaginación y detalles

Se trata de figuras con un tamaño de 30 centímetros. Hadas y elfos, familias, muñecas y animales componen un curioso mundo repleto de imaginación y detalles y representan algunos juegos infantiles, desde el niño que lanza la cometa hasta el tirachinas, la recolección de flores y frutos, los patinetes, los soldaditos de plástico o la peonza.

La gran cantidad de complementos que acompañan a cada figura le confiere "personalidad propia", desde los caramelos que desenvuelven algunas hadas inquietas hasta la mirada perdida y pícara de un trapecista.

Las figuras alojadas en unos fanales de cristal completan una exposición realizada con materiales "únicos": pelo de Yak del Tibet, papeles especiales de bananero y moreras o un barniz natural realizado totalmente a mano.