La ribera de los caldos

Una ruta de ensueño para disfrutar de paisajes formidables, gastronomía de altura y grandes vinos.
Prensado de la uva, con el método más tradicional posible. d. ramos
Prensado de la uva, con el método más tradicional posible. d. ramos
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Prensado de la uva, con el método más tradicional posible. d. ramos
Así es la Ribera del Duero. Tierra de vides, cocina sublime y gentes abiertas. Sus vinos, el lechazo, las bodegas subterráneas del siglo xv que perforan el suelo de Aranda de Duero y los innumerables enclaves históricos que posee la zona, como Santo Domingo de Silos, Peñafiel (con su castillo museo del vino) o Covarrubias, hacen de este recorrido por el núcleo de la vieja Castilla, donde todavía resuenan por sus rincones los versos de los cantares de gesta, la pócima ideal para olvidarse por unos días del mundanal ruido de las ciudades modernas.

Los conocimientos acerca del vino dejarán de ser un obstáculo tras visitar los tesoros de una tierra que vive por y para él. De ahí, el enoturismo o turismo del vino, un concepto diseñado para dar a conocer a todo el mundo los secretos que albergan las catas, desde la selección de la uva hasta su degustación.

Pero, ¿qué sería de un buen vino sin nada para comer? La Ribera del Duero ofrece una gastronomía única, tanto en su elaboración como en la utilización de productos totalmente naturales.

¿Y para comer?

El lechazo asado, el solomillo, la clásica sopa castellana, el revuelto de boletus y las pencas rellenas son, entre otras muchas variedades, algunas de las exquisiteces que podemos degustar.

Para ir. El hotel Tudanca-Aranda, rodeado de los mejores viñedos, ofrece la posibilidad de visitar las bodegas de Ribera del Duero y recibir la doctrina enológica necesaria. Desayuno, almuerzo y cena con productos de la gastronomía burgalesa, así como hospedaje.

* www.tudanca-aranda.com. Precio del paquete fin de semana: 142 euros, aproximadamente.

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