Una empresa malagueña diseña un proceso con nanopartículas que mejora los materiales aeronáuticos

La empresa malagueña Yflow lleva a cabo un proyecto que pretende mejorar las prestaciones de los materiales compuestos en las construcciones aeronáuticas. A través de un convenio con AirBus, con una relación que dura más de cinco años, esta firma pone su tecnología al servicio de una mayor resistencia a los impactos y, por tanto, a una garantía más eficaz de la seguridad aeronáutica.

La empresa malagueña Yflow lleva a cabo un proyecto que pretende mejorar las prestaciones de los materiales compuestos en las construcciones aeronáuticas. A través de un convenio con AirBus, con una relación que dura más de cinco años, esta firma pone su tecnología al servicio de una mayor resistencia a los impactos y, por tanto, a una garantía más eficaz de la seguridad aeronáutica.

Para ello, utilizan una tecnología que consiste, de forma genérica, en la aplicación de campos eléctricos a líquidos, propiciando la elaboración de fibras o partículas de tamaño minúsculo —hasta decenas de nanómetros—, según han informado desde la Fundación Descubre en un comunicado.

En concreto, en el ámbito de este proyecto, Yflow usa su tecnología para obtener resinas más resistentes y con mejores propiedades eletromagnéticas, logrando un material más adecuado a las nuevas exigencias de las autoridades de seguridad aérea, y un uso de los recursos "mucho más optimizado".

Los materiales compuestos que conforman las construcciones aeronáuticas constan, principalmente, de fibras de carbono y resinas que logran un grado de resistencia óptimo, pero no suficiente a los nuevos criterios de calidad frente a impactos.

Además, una de las principales características de estos materiales es su baja conductividad eléctrica y térmica, lo que obliga a los fabricantes de aeroestructuras a incorporar elementos metálicos, más pesados que los compuestos, para aislar la aviónica y proteger la aeronave frente a rayos.

"Es crucial, por tanto, para la industria de los composites, conseguir mejorar estos propiedades", han asegurado y han apuntado que, para ello, Yflow "hace uso de los tan en boga nanotubos o nanofibras de carbono de buena calidad". La empresas malagueña incorpora esos nanotubos a las resinas, para mejorar su robustez y, al mismo tiempo, sus propiedades electromagnéticas.

El problema es que, al añadir los nanotubos a las resinas, éstos tienden a unirse en complejas madejas que no acaban de configurar la forma idónea para lograr el objetivo, ha explicado David Galán, responsable de Desarrollo de Negocios de la empresa.

La intención, a partir de entonces, es dispersar los nanotubos de una forma homogénea por todo el material, logrando aumentar la fiabilidad de las resinas y, por otro, que sea necesario para ello el uso de menos nanotubos que si se añaden en madejas o conglomerados. "Primeramente, mediante el uso de ultrasonidos se rompen las madejas de nanotubos, lo que a su vez permite conseguir suspensiones estables. Ahí es donde entra nuestra tecnología", ha señalado

Proyecto infinitex

Por otra parte, la empresa, perteneciente a Andalucía Biorregión, trabaja en nanofibras destinadas a la confección de telas con microporos que consiguen una elevada impermeabilidad, pero, a su vez, una libre circulación del sudor a través de las mismas. Estos "no tejidos", compuestos de nanofibras plásticas, logran mantener al usuario aislado del agua, pero mejora su transpirabilidad, haciendo que el tejido se adapte totalmente a la temperatura corporal y a los movimientos del cuerpo.

El nuevo tejido, que se desarrolla en el marco del proyecto Infinitex, desarrollado por un consorcio con otras empresas y financiado por el Consejo para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), se obtiene también con la misma tecnología; es decir, mediante el uso de campos eléctricos aplicados, en este caso, a disoluciones poliméricas.

Además, la tecnología, que comúnmente es conocida como electrospinning o electrospray, se puede aplicar en sectores emergentes como son la regeneración de tejidos, las pilas de combustible, la producción y el almacenamiento de hidrógeno, los nanosensores y la encapsulación, entre otros. En la actualidad ya existen productos en el mercado con nanofibras fabricadas por esta tecnología, como por ejemplo en sistemas de filtración de aire y líquidos, y en biomedicina.

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