El ministro británico de Exteriores, William Hague, ha anunciado este miércoles ante la Cámara de los Comunes que su embajada en Teherán ha sido cerrada y que los diplomáticos iraníes tienen 48 horas para abandonar el Reino Unido. Horas después, y en respuesta a esa medida, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán ha ordenado la expulsión de todo el personal de la embajada británica en Teherán.

La agencia Fars señaló que en las próximas horas serían expulsados por el Gobierno iraní los diplomáticos y el resto del personal de la Embajada del Reino Unido en Teherán, en uso del principio de reciprocidad en la diplomacia

Hague ha explicado que estas medidas han sido tomadas ante el asalto ocurrido el martes en la embajada británica en Teherán, que ha sido ya cerrada, al tiempo que todos los diplomáticos del Reino Unido han abandonado también Irán.

Los destrozos en las instalaciones y viviendas de la legación del Reino Unido fueron tales que han obligado a cerrar todos sus servicios y alguno de los diplomáticos británicos evacuados "han tenido que salir del país sin su pasaporte, destruido por los asaltantes", según una fuente diplomática.

Noruega también ha cerrado temporalmente su Embajada en Teherán, pero "de momento" no ha decidido evacuar a su personal, aunque la medida se está estudiando, según el Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país escandinavo.

El Ministerio español de Asuntos Exteriores, por su parte, ha convocado al embajador de Irán en España, Morteza Saffari Natanzi, para transmitirle su malestar.

La última vez que los embajadores de la UE se retiraron de común acuerdo de Irán fue en abril de 1997 y estuvieron siete meses fuera del país, después de que un tribunal alemán acusara a los servicios secretos iraníes de participar en el asesinato de cuatro disidentes kurdos en el restaurante Mykonos de Berlín, en 1992.

Los jefes de las misiones diplomáticas europeas en Teherán, reunidos este miércoles para tratar eventuales medidas de seguridad y de respuesta creen que la ocupación de la embajada del Reino Unido "no fue espontánea", como han sugerido las autoridades iraníes, sino que "estuvo bien coordinada".

"Tenían instrucciones de no tocar a la gente pero sí destrozar las cosas y de causar el mayor daño posible", indicó una fuente europea. La fuente diplomática indicó que los dos recintos de la embajada británica asaltados por los estudiantes sufrieron graves daños, tanto en sus oficinas y centros de atención al público como en las viviendas instaladas en su interior.

Tanto el Ministerio de Relaciones Exteriores iraní como algunos dirigentes parlamentarios, sin embargo, han deplorado el acto y asegurado que Irán respeta la Convención de Viena sobre protección de personal y recintos diplomáticos y consulares.

Sin embargo, Alí Lariyani, líder del Parlamento y uno de los más influyentes dirigentes del país, ha afirmado que la acción de los estudiantes islámicos "refleja la opinión de la nación iraní sobre el Gobierno británico" y atacó la postura de Londres, que calificó de "hostil", en relación con la República Islámica de Irán.

El primer ministro británico, David Cameron, ha avisado a Irán de que el Reino Unido considera tomar "medidas muy duras" por el asalto de los jóvenes islamistas radicales, aunque no precisió cuáles porque su prioridad "es garantizar la seguridad del personal diplomático británico aún presente en Irán". "Después de esto vamos a considerar tomar medidas muy duras en respuesta a este comportamiento lamentable y vergonzoso de los iraníes".

El primer ministro británico ya avisó tras los incidentes de que en los próximos días Irán sufrirá "serias consecuencias" por no proteger a su personal diplomático y calificó de "una desgracia" la actitud del Gobierno de Teherán.

La tensión entre Irán y el Reino Unido ha ido aumentando en los últimos días después de que el lunes 21 Londres decidiese suspender todas las transacciones financieras con los bancos iraníes, incluido el Banco Central de Irán, por su programa nuclear.

Hace tres días, el Parlamento iraní ratificó por amplia mayoría una ley para rebajar las relaciones con el Reino Unido a nivel de encargado de negocios, lo que supone de hecho la retirada de los embajadores.