El acusado de matar a tiros a su mujer rechaza declarar y cede la mitad del piso a sus hijos como indemnización

Las acusaciones mantienen la petición de 25 años de cárcel por asesinato y la defensa pide 5 por homicidio alegando obcecación

El vecino de Gijón, L.M.C., acusado de matar con una escopeta a su mujer, María Isabel González Pereira, de 58 años, en el domicilio de ambos en Gijón, el año pasado, se ha acogido este martes a su derecho a no declarar en la primera sesión del juicio celebrada, a puerta cerrada, en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Asturias con sede en Gijón. No obstante, ha cedido a sus hijos la mitad del piso conyugal que le pertenece, para saldar así la indemnización, han confirmado a Europa Press fuentes jurídicas.

La propuesta ha sido presentada por el abogado de la defensa, Sergio Herrero, y ha sido aceptada por las partes. Asimismo, el letrado ha calificado los hechos como de homicidio, en lugar de asesinato como sostienen las acusaciones particular y públicas, y ha alegado que su cliente actuó así en un momento de obcecación. Es por ello que ha mantenido su petición de la pena mínima, cinco años, para su defendido.

También la Fiscalía, el abogado del Estado y la acusación particular han mantenido sus calificaciones iniciales. Las tres acusaciones solicitan una pena de 25 años por un delito de asesinato con la agravante de parentesco, aunque en el caso de las indemnizaciones diferían las cantidades desde 30.000 a 100.000 euros para cada hijo. No obstante, la entrega a los hijos de la parte que pertenece a su padre del piso saldaría este concepto.

Durante la primera sesión de la vista, celebrada con jurado popular, han declarado varios policías que participaron en la inspección ocular, la toma de pruebas del lugar del crimen y las diligencias policiales. Los agentes se ratificaron en sus informes, en los que se constata que el imputado disparó a su mujer dos veces en el domicilio para después rematarla en el rellano de la escalera, a donde había salido la víctima para pedir ayuda.

En la sesión de este miércoles, además de los hijos del acusado, está previsto que declaren más policías, algunos relacionados con las pruebas de balística, forenses, psicólogos judiciales, un psiquiatra propuesto por la defensa y algunos vecinos de la pareja. En un principio, este jueves concluirá el juicio y el jurado se reunirá para deliberar sobre el veredicto.

Tres horas de retraso

Asimismo, el juicio ha comenzado con tres horas de retraso y a puerta cerrada. En el primer caso, la falta de un número elevado de miembros del potencial jurado -se cita a 20 personas para seleccionar nueve y dos suplentes—, que no se presentaron a la hora marcada, motivó que se retrasara la selección del mismo. Además, obligó, en algunos casos, a intentar localizar a esas personas por teléfono y, en otros casos, enviar a buscarlos a la Policía y la Guardia Civil.

Incluso así, hubo alguno que no pudo ser localizado en su domicilio y tampoco supieron informar de su paradero. Además de los que no se presentaron por su propia voluntad, había alguno que había excusado su ausencia por una falta que la Audiencia consideró justificada. La no personación una vez que se es citado, conlleva el pago de una multa.

En cuanto la declaración de la puerta cerrada, se hizo a petición de la abogada de la acusación particular, María Jesús Sánchez Obeso, para que no trascendiera a los hijos de la pareja, que prestarán testimonio este miércoles, lo declarado por su padre, aunque finalmente este no testificó. Ante esta decisión se posicionó solo en contra el abogado de la defensa, Sergio Herrero.

Le pidió el divorcio

Según el escrito de calificación remitido por la Fiscalía, el acusado estaba con un contrato de relevo próximo a la jubilación. Desde que se inició esta situación laboral, su conducta cambió y la relación matrimonial se había deteriorado. El hombre mantenía una actitud "controladora" con su esposa y constantes discusiones. Todo ello había motivado que desde principios de abril de este año la mujer le manifestara su intención de divorciarse.

La situación era tal que desde el 16 de ese mes de abril, la mujer se negaba a hacerle la comida ni a arreglarle la ropa. Cuatro días después, sobre las 9.20 horas, la esposa se estaba preparando para ir a trabajar y al ir al servicio desnuda de cintura para arriba, el imputado intentó besarla, a lo que ella se negó.

Fue entonces cuando el acusado, "espontánea e inesperadamente", cogió una escopeta del armario del salón que tenía allí guardada y varios cartuchos, de los que cargó dos en el arma. El hombre esperó a la mujer a la salida del baño y, al salir esta, la encañonó con el arma, a lo que ella colocó la mano izquierda extendida por la palma delante del arma a corta distancia.

El acusado igualmente le disparó, alcanzándole la mano, con la consiguiente pérdida de dos dedos y causándole lesiones graves. La mujer, con una importante pérdida de sangre, abrió una ventana de una habitación contigua y posteriormente se dirigió a la puerta de salida con el propósito de huir.

No obstante, cuando se encontraba a la altura de la puerta, la víctima recibió un segundo disparo en la cara externa del codo izquierdo que le sale por la cara interna. La mujer consiguió, pese a ello, salir al rellano de la escalera, donde pidió auxilia a sus vecinos e intentó subir de rodillas por la escalera.

El imputado salió detrás de ella y efectuó un tercer disparo, que le alcanzó en la espalda, lo que le produjo "un shock hemorrágico por hemorragia interna y externa y consiguientemente la muerte". En el momento de la detención, poco después de los hechos, el procesado llegó a insultar a la víctima ante un policía, al que indicó que la mujer le ponía los cuernos y le había vaciado la cartilla.

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