‘Opá’, toco en un corral...

500 bandas en la Región de Murcia no tienen suficientes salas para ensayar. Muchos jóvenes tienen que recurrir a locales mal acondicionados en la huerta.
Llegar a ser una estrella de la música en Murcia es bastante difícil. En la Región hay unas 100 salas de ensayo, concentradas en pocos lugares y mal repartidas, por las que luchan más de 500 grupos.Muchos de ellos tocan en locales en plena huerta, donde faltan todas las comodidades para practicar, rodeados de granjas de gallinas y coches. Esta precariedad es común en toda la Región: en localidades como Lorca, Yecla, Águilas o San Javier no hay salas oficiales para ensayar, tan sólo hay meros sótanos y cocheras.

En Cartagena hay sólo algunos locales del estudio Mirage. Por eso, según Tonny Serrano, de La Creme Records, un 80% de los grupos de Cartagena ensaya en 25 cocheras privadas en la zona de Los Patojos. Las cabinas de ensayo no tienen con contratos, ni facturas, ni legalidad alguna.

«Evidentemente, no hay suficientes sitios, porque hay muchos grupos sin local», resume Isaac Vivero, presidente de MurciaRock y directivo de la sala Factor Q.

Factor Q, en la carretera de Alicante, es un proyecto nuevo. Aloja grupos desde febrero, pero todavía están en obras. Tienen 16 bajos de ensayo, en los que ensayan 21 grupos, pero en breve tendrán en total 60 estudios a pleno rendimiento. Casi en cada sala de ensayo hay una lista de espera, que oscila entre los 8 y los 36 grupos. El precio depende del tamaño. Las hay desde los 115 euros hasta los 190 euros al mes.

También el grupo murciano Second no está contento con el escenario y pide más sitios, porque «el número de grupos de la Región es muy grande y además, cada año se forman nuevos».

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¿Dónde ensayan las estrellas aquí?

Urban Castle Magic, el único grupo español que ha hecho una gira en China, ensaya en un cuarto pequeño, de unos 8 metros cuadrados, en las oficinas de una fábrica de cinturones en Alguazas, propiedad del primo de José Campillo, el guitarrista, y donde a la vez trabaja su hermano, el batería del grupo. «Las paredes las tenemos con mantas a tope para la acústica, pero no es suficientemente bueno. Salimos sordos de cada ensayo. Lo bueno es que tenemos total disponibilidad, aire acondicionado y no pagamos nada. Diría que hay más salas que antes, pero también hay muchos más grupos», cuenta el propio Campillo.

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