#CIFIMANIA (Episodio IV): 'Star Wars', ¿ciencia-ficción o fantasía?

Nos adentramos en un debate tan encarnizado que deja en mantillas las cosas de los Jedi y los Sith. ¿Te atreves a darnos tu opinión? Por YAGO GARCÍA
#CIFIMANIA (Episodio IV): 'Star Wars', ¿ciencia-ficción o fantasía?
#CIFIMANIA (Episodio IV): 'Star Wars', ¿ciencia-ficción o fantasía?
#CIFIMANIA (Episodio IV): 'Star Wars', ¿ciencia-ficción o fantasía?

Desde 1977, cuando Luke Skywalker se cargó primera la Estrella de la Muerte y Han Solo tuvo su primer duelo verbal con Leia Organa, un duelo sin cuartel enfrenta a dos bandos casi irreconciliables. No nos referimos a la lucha del Imperio contra la Alianza Rebelde, ni tampoco a la oposición entre los Jedi y los Sith: esta batalla se desarrolla según llegas a la Vía Láctea, en un planeta llamado Tierra. Uno de los bandos sostiene que Star Wars es ciencia-ficción, mientras que el otro niega la mayor, señalando que la saga de George Lucas tiene bien poco de eso, y que como mucho le convendría la etiqueta (creada para la ocasión) de 'ciencia-fantasía'.

Ahora, a tres años vista de que J. J. Abrams estrene su Episodio VII, y cuando la tripulación de CINEMANÍA se prepara para ofrecerte su lista con las 100 mejores películas de ciencia-ficción de la historia, es el momento de que nuestra web entre en ese debate. Como seguidores que somos del Lado Luminoso de la Fuerza, aquí no pretendemos ofrecer conclusiones tajantes, sino sólo apuntar datos históricos, especular sobre los asuntos de la Galaxia muy, muy lejana y, en general, hacerte pasar un buen rato. Si quieres esgrimir tu opinión cual sable de luz, joven padawan, entra en Twitter y cuéntanosla con el hashtag #CIFIMANIA.

La ciencia dura contra la ópera espacialstar_wars_amenaza_fantasma

Si nos ponemos a debatir sobre si Star Wars merece o no la etiqueta de ciencia-ficción, debemos adentrarnos primero en una polémica tan vieja como el género, la que enfrenta a la llamada 'ciencia-ficción dura' contra la 'blanda'. ¿Cuál es la diferencia entre ambas? Pues, preciasmente, la proporción de ficción y de ciencia en la historia: para que os hagáis una idea, 2001, una odisea del espacio sería el prototipo de la variante 'dura' en el cine, ya que sus especulaciones sobre el viaje espacial y la vida extraterrestre están basadas en una documentación rigurosa, con pocas concesiones a la fantasía. ¿Y cuál sería el prototipo de la ci-fi 'blanda'? Pues, precisamente, la creación de George Lucas: en la Galaxia muy, muy lejana, cualquier ley científica que estorbe al desarrollo de la historia es esquivada con más o menos elegancia. Por ello (y como el propio 'tío George' admite orgulloso), Star Wars se adscribe al subgénero llamado 'space opera', del cual fueron pioneros tebeos como Buck Rogers y Flash Gordon: relatos de aventuras de toda la vida, sólo que con alienígenas y naves espaciales.

La Edad Media en el espaciostar_wars_darth_vader

Todos los escritores de ciencia-ficción lo saben: uno de los requisitos más difíciles del género es crear sociedades extrañas, pero creíbles. Avances como los viajes espaciales rápidos o las máquinas inteligentes deberían suponer alteraciones de aúpa en las estructuras sociales y económicas, por no hablar de los modelos de pensamiento e incluso en las religiones. Y, sin embargo, el mundo descrito en la trilogía galáctica se atiene a formas, ya no del presente, sino del pasado lejano, con princesas, emperadores y órdenes de monjes guerreros. ¿De dónde viene esto? Pues, simplificando, de dos de las influencias capitales de la obra: Dune, el meganovelón de Frank Herbert, y las películas de samuráis de Akira Kurosawa. Ahora bien, el maestro nipón ofrecía historias de época, mientras que Herbert se tomó muchos sudores (y muchísimas páginas) para hacer plausible su escenario. En cambio, y por citar un ejemplo, Lucas jamás nos explicará cómo consigue el Imperio mantener su estructura a través de distancias astronómicas, con los problemas que conlleva eso en áreas como las comunicaciones o el comercio. Algo comprensible, ya que entrar en esos detalles le robaría mucho tiempo a las batallas espaciales o los duelos con sable de luz. Además, ya se sabe que sus historias transcurren "hace mucho, mucho tiempo...".

¿Es la Fuerza tan fuerte como dicen?star_wars_luke_yoda

La famosa Tercera Ley de Clarke (la que reza "Cualquier tecnología lo bastante avanzada es indistinguible de la magia") es uno de los apoyos más sólidos para un autor de ci-fi sin ganas de hundirse hasta el cuello en textos de astrofísica o biología molecular. Ahora bien, cuando concibió Star Wars, no es ya que Lucas la empleara: es que se la puso por montera para, acto seguido, marcarse un fandango cual bailarina twi'lek. El caso más claro de ello está en la raíz del poder de los Jedi, la mismísima Fuerza. Aquello de "un campo de energía creado por todas las cosas vivientes" queda muy bonito y nos remite al "qi", un milenario concepto chino en el cual se inspiró Lucas. Pero dicho concepto no pertenece a la ciencia, sino a la mística o, si nos apuran, a la hechicería. Antes de que millares de fans griten de indignación para después callarse de golpe (o no), añadamos que a nosotros esta hibridación de géneros nos parece estupenda. Y preferimos con mucho su sugerente misterio a aquella chapuza de los midiclorianos.

¿Le importa todo esto a George Lucas?star_wars_george_lucas_alec_guinness

Hemos planteado una pregunta, y podemos asegurar que la respuesta (salvo cuando a nuestro hombre le da por tomarse la cosa a pecho) es un rotundo "no". Nosotros apostamos a que, en parte en beneficio del relato y en parte por no comerse mucho la cabeza, Lucas acudió al imaginario de la ciencia-ficción sin intenciones de atenerse a las premisas estrictas del género. Ideas como los androides, los hologramas, los viajes a velocidad-luz o las razas alienígenas de todo tipo y condición fueron tomadas por el autor según le convenía al escribir su historia, sin molestarse en darles una explicación salvo cuando era estrictamente necesario. De ahí vienen detalles como los parsecs de Han Solo en la Ruta de Kessel (sí, se trata de una unidad de distancia, no de tiempo) o las morfologías más bien poco prácticas, pero molonas, de muchas especies de la Galaxia. Una vez más, hemos de sentenciar que esto fue para bien: según afirman quienes los leyeron, los primeros borradores del guión de Star Wars le daban tanta importancia al contexto que resultaban, a la larga, aburridísimos.

...Y entonces llegó el Universo Expandidostar_wars_universo_expandido

Cuando Star Wars se convirtió en una franquicia, comenzó a generar cómics, novelas y enciclopedias por doquier, amén de videojuegos que se volvían más y más complejos con los años. Obras creadas por artistas que sí venían de la ciencia-ficción más ortodoxa, como el escritor Timothy Zahn, y que además trabajaban en medios más capaces de exponer ideas complejas sin que el público reaccionase bostezando. ¿A dónde queremos llegar con esto? Pues a que el lado más puramente ci-fi de Star Wars se encuentra en su Universo Expandido. Sólo con entrar en la imprescindible Wookieepedia, el warsie de pro se encontrará con explicaciones detalladas sobre el funcionamiento de la Estrella de la Muerte (sin aclarar, por desgracia, si sus constructores eran autónomos o estaban en nómina) o sobre la evolución, costumbres y hábitos de los Mon Calamari (la raza del almirante Ackbar), por citar sólo dos ejemplos. De esta manera, detalles que Lucas o el diseñador Ralph McQuarrie introdujeron en los filmes sólo porque quedaban bien adquieren una profundidad mareante. Y, la verdad, el hecho de que un proyecto en el que no creía casi nadie, concebido por un cineasta jovencísimo y casi sin precedentes en la industria haya acabado generando semejante maremágnum de información teorías y debates (incluyendo este que lees ahora) nos parece tan fantástico como fantacientífico.

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