El mayor traficante de hachís de Europa se escondía en un chalé de Estepona

  • Detenido Anselmo Sevillano Amaya, que estaba huido de la Justicia.
  • Con 60 móviles, GPS y satélites controlaba "un negocio incalculable".
  • Un guardia civil que le ayudaba también ha sido detenido.
Los tripulantes, disfrazados de guardias civiles, esconden la lancha y la droga en una nave del astillero de Isla Cristina (Huelva).
Los tripulantes, disfrazados de guardias civiles, esconden la lancha y la droga en una nave del astillero de Isla Cristina (Huelva).
Policía
Los tripulantes, disfrazados de guardias civiles, esconden la lancha y la droga en una nave del astillero de Isla Cristina (Huelva).

Vivía en un chalé imponente de la urbanización de lujo Atalaya Park, en Estepona (Málaga), donde residía con su mujer y su hijo pequeño, vecino al del torero Curro Romero. En el parking tenía cinco coches demasiado caros, uno de ellos un Porsche. Pero aparte de la villa y los cochazos era un tipo poco ostentoso y discreto. Le iba la libertad en ello. Estaba huido de la Justicia y los negocios no le iban nada mal.

Pero la suerte le esquivó un martes. El Grupo de Estupefacientes de la Policía Judicial de Huelva detuvo a Anselmo Sevillano Amaya, onubense de 33 años, cuando descansaba con su familia. Anselmo es, según la policía, uno de los mayores traficantes de hachís de Europa, por no decir el mayor, "por el nivel de mercancía que metía, los contactos y el tiempo que llevaba", señalan fuentes policiales. "Es imposible calcular la droga que ha metido en España. Muchos envíos y muchas cantidades, seguramente uno de media a la semana", añaden.

Su último cargamento fue interceptado. En total, 3.620 kilos de hachís, que su grupo (junto a él fueron detenidas otras 11 personas) escondía en un astillero de Isla Cristina, en Huelva. Anselmo traía la droga en lanchas rápidas. Y sus tripulantes iban vestidos de guardias civiles, con unos uniformes perfectos, para no levantar sospechas. En su último envío pagó 600.000 a por la droga en Marruecos y la iba a vender por 4 millones, un buen negocio.

La Virgen del Mar

Anselmo era ingenioso a la hora de preparar sus trabajos. No dudó incluso en comprar un yate de recreo para traer uno de sus cargamentos de hachís y mezclarlo con las centenares de embarcaciones que en el mes de agosto celebraban la festividad de la Virgen del Mar en la ría Carreras, en Huelva. Su embarcación iba escoltada por varios motos de agua. Y es que le obsesionaba la seguridad de sus envíos. "Un cargamento de 1.500 kilos tiene unos costes de 95.000 a solo para protegerlo", explican las mismas fuentes.

En su negocio, Anselmo tenía asumido que hay pérdidas de vez en cuando. En marzo, la policía interceptó su yate Maixa Primer, que transportaba 71 fardos de hachís: 2.130 kilos en total.

En casa, donde se escondía, Anselmo tenía montada toda una oficina. Además de 26.000 euros en efectivo, la policía encontró 60 teléfonos móviles, seis GPS náuticos y dos teléfonos satélites, todos en pleno funcionamiento. "Con ellos se comunicaba con todas las embarcaciones que se encontraban en el mar, así como con gente de Marruecos y Holanda, este país uno de los destinos de su mercancía". También tenía en nómina a un guardia civil, que ya ha sido detenido, que le ayudaba a obtener información de coches sospechosos.

Condena de cuatro años

Antes de su arresto, Anselmo tenía en vigor una orden de ingreso en prisión por tráfico de drogas desde el año pasado. La condena era de cuatro años y medio de cárcel, que no cumplió porque huyó. Este narcotraficante ya había sido detenido en julio de 2005 junto a su socio de entonces, Sergio Mora Carrasco, alias El Yeyo. La policía descubrió en esa operación que los dos tenían comprados a dos agentes. Las mismas fuentes señalan que el Supremo ya anuló otra condena a Anselmo de siete años.

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