La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a catorce años de prisión a un padre por abusos sexuales cometidos contra su hija desde 2005 hasta 2010. En la sentencia, los magistrados consideran a Andrés Enrique R.C. autor de un delito continuado de abusos sexuales y contra la intimidad. Se le prohíbe acercarse a su hija durante nueve años.
En la vista oral, el acusado reconoció haber mantenido relaciones sexuales con su hija después de que cumpliera los 18 años de edad, sosteniendo que fueron consentidas y que la chica autorizó su grabación. Sin embargo, la víctima se negó a declarar en el juicio.
Los vídeos no dejan dudas
La Sala basa la condena en las imágenes que aparecen en un 'pendrive' (dispositivo de almacenamiento de datos) que la propia hija entregó a la policía. Así, expone que "los archivos digitales que contienen videos de las relaciones sexuales con su hija están datados con fechas posteriores a que alcanzara la mayoría de edad, sin que exista prueba que acredite que comenzaron en 2005".
"El conocido refrán 'una imagen vale más que mil palabras' es de plena aplicación a este caso, porque el contenido visual y sonoro de las grabaciones es tan expresivo que sólo permite la unívoca conclusión de ausencia de libre consentimiento en las relaciones sexuales con su padre", recoge el fallo.
La sentencia considera probado que el procesado, al menos desde 2005, cuando su hija contaba trece años de edad, y "con el único ánimo de satisfacer sus deseos sexuales, comenzó a forzarla y a grabar en formato de audio y video las agresiones".
La frecuencia de los actos sexuales fue prácticamente diaria durante el referido periodo, "habiendo días en que obligaba a la menor a mantener encuentros sexuales con él hasta en tres y cuatro ocasiones".
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