Para tener mayor respaldo y justificación, han decidido recoger firmas. Hasta ayer tenían un listado con 700 nombres y en los próximos días esperan que este número aumente. De todas formas, no enviarán la lista ni al Ayuntamietno ni a ninguna otra institución. «Es sólo para nosotros», explicó a 20 minutos uno de los okupas, desde la vivienda.

Hace unos días, el propietario del piso decidió interponer una denuncia, tras diez años de tenerlo vacío. Los jóvenes temen que en cualquier momento pueda aparecer la Policía para desocupar la vivienda. Si es así, anuncian que tienen intención de encerrarse dentro.

Mientras tanto, explican que todas las tardes suelen organizar talleres de música, escultura, cerámica, etc. Mediante estas actividades, quieren ganarse el apoyo de los vecinos del barrio y, sobre todo, denunciar la actual situación de la vivienda en el País Vasco.

El piso, en una primera planta, en la plaza de Unamuno, se ha convertido en realidad en el gaztetxe del Casco Viejo de Bilbao. Hace un año aproximadamente, los jóvenes ocuparon otro edificio cercano, en las escaleras de Mallona, donde ahora se está construyendo el Museo Vasco.

Aunque el gaztetxe más histórico estuvo localizado durante muchos meses en el antiguo edificio del Banco de España, hoy perteneciente a la UPV.