Sida: una plaga en Tanzania, donde ellos prefieren la cerveza al uso del condón

  • Dependientes de lugares como el pueblo pescador de Igabilo denuncian que ellos aún prefieren comprar cervezas a gastar en condones.
  • En algunas aldeas tanzanas el el sida alcanza al 15% de la población.
  • Además, tres de cada 10 infectados con el VIH sufren tuberculosis.
  • TADEPA es una ONG que intenta concienciar a los habitantes de muchas de esta villas de lo serio de esta situación.
Dependienta de un almacén en el pueblo de pescadores de Igabilo (donde el índice de sida en la población es del 15%) vendiendo preservativos. Tanzania es el cuarto pais del mundo en índice de sida.
Dependienta de un almacén en el pueblo de pescadores de Igabilo (donde el índice de sida en la población es del 15%) vendiendo preservativos. Tanzania es el cuarto pais del mundo en índice de sida.
EFE
Dependienta de un almacén en el pueblo de pescadores de Igabilo (donde el índice de sida en la población es del 15%) vendiendo preservativos. Tanzania es el cuarto pais del mundo en índice de sida.

"Ellos prefieren pagar cervezas a comprar condones". Con esta frase resumía la dependienta de una pequeña tienda del pueblo pescador de Igabilo, en la región de Kagera, por qué en las zonas alejadas y fronterizas de Tanzania se registran cada año 200.000 nuevas infecciones de sida. La epidemia alcanza a entre el 10 y 15% de la población de estas pequeñas aldeas, donde los hombres salen a pescar al lago Victoria desde la costa de esta región fronteriza del noroeste de Tanzania, un país donde se estima que 3 de cada 10 personas con VIH sufre también tuberculosis.

Los pescadores pasan tiempo fuera de casa, tienen múltiples parejas sexuales, consumen alcohol y no son muy dados a usar condones, ha relatado esta semana el doctor Jonhathan Stephen, director del programa Tanzania Developement and Aids Prevention (TADEPA), una ONG que cuenta con el apoyo de la Fundación Bristol-Myers Squibb.

En el conjunto de la región de Kagera, la prevalencia del VIH es del 3,4% porque los contagios son menores en las zonas rurales que en las costeras. Por ello, los miembros de esta ONG se han puesto a trabajar en 15 villas pesqueras, ofreciendo a sus habitantes la prueba rápida del sida y dándoles consejos sobre cómo prevenir la enfermedad o, en caso de haberla contraído, ponerse cuanto antes en tratamiento.

El doctor ha recordado que más de dos tercios de los casos de VIH/Sida del mundo se concentran en el sur de África, una epidemia que solo puede controlarse llegando a los sitios más recónditos. Éste es el caso de Igabilo, un lugar rodeado de frondosa vegetación junto a las aguas del inmenso lago y donde las casitas de madera mal construidas se apilan formando pequeños tumultos de suciedad y pobreza, siendo cobijo de personas, cabras y gallinas.

Por las calles de arena rojiza deambulan muchos hombres y pocas mujeres que a veces tienen que satisfacer a varios de ellos cuando regresan de faenar. Llegan cansados a tierra, acuden a la única tienda del pueblo, que como casi todo en Tanzania se llama "Kilimanjaro" y, aunque tienen las cajas de preservativos ante sus ojos, lo que están deseando es tomarse una cerveza y luego otra, y luego otra más. Un grupo de voluntarios les visitó esta semana para compartir con ellos su dura experiencia, ya que muchos son seropositivos y han perdido a algunos de sus familiares e incluso a sus hijos, por este tipo de comportamientos inconscientes.

Cambiar mentalidades

Una larga fila de hombres y mujeres hicieron caso omiso del agua que cae a mantas en la estación lluviosa y se pusieron en fila tras ser animados por los integrantes de TADEPA a someterse al test rápido del VIH. Mientras tanto, una de las voluntarias Lydia Josephat, de 40 años, relató cómo decidió hacerse la prueba una vez que su marido falleció a causa del virus, estando además embarazada de apenas unos meses. Hoy tiene un niño precioso que, gracias al tratamiento con antirretrovirales, se ha salvado de este mal.

Algo parecido le ocurrió a Victoria Kalungula, de 55 años, que decidió emigrar a la ciudad después de que su esposo falleciera para evitar el rechazo social y el estigma que sufren los afectados, mientras que a Edith Protase, de 32, la separaron de la familia y ni siquiera podía comer con ellos.

Los varones también participan, aunque el machismo impera en África, y, de este modo, Ramadha Mbarouk ha aprendido al cumplir los treinta que tenía que hacer algo para evitar que tanto su mujer como él estuvieran enfermos. Ahora salva las vidas de otros. "Cuando estás fuerte piensas que nada de esto te puede pasar", confesó, al tiempo que dijo que tras mejorar y tener una hija "negativa" ha decido cambiar de vida. "Ni pandillas, ni alcohol, ni otras mujeres", comentó.

Tampoco hay edad para ayudar al prójimo, como dijo Rafael Rwiza, de 55 años, que al morir su mujer tras años de sufrimiento ha rehecho su vida gracias a la medicación y ahora tiene otra esposa y cinco hijos. Todos han coincidido en que ayudar a los demás les hace felices, si bien TADEPA les da unos 50 dólares mensuales para apoyarles económicamente, aunque el valor de lo que hacen es incalculable.

Los voluntarios se cuelan en lo más profundo de esta aldeas mugrientas y recurren a partidos de fútbol, a raps, teatro y a sus bailes tradicionales, algunos de ellos de una elevada carga sexual, llenando letras y contenidos de un mensaje de prevención contra el VIH. Se trata de hacer amigos para cambiar las mentalidades.

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